El expresidente de Gobierno José Luís Rodríguez Zapatero (PSOE) ha asegurado que una salida a la tensión política entre Cataluña y el resto de España es volver al Estatut anterior a la sentencia: "La salida al actual laberinto pasa por retornar al punto de partida. Hay que ir siempre al origen de los problemas", ha afirmado en una entrevista en La Vanguardia.
El ex líder socialista ha subrayado que el Estatut de 2006 fue para Cataluña una gran oportunidad más que un gran problema, y ha insistido en que se debe volver al texto e invitar a la reflexión al PP y "a los que no eran independentistas y ahora dicen serlo".
"Aznar y su clima político"
Zapatero ha explicado que, a su juicio, un factor clave para entender los acontecimientos en Cataluña es que el expresidente de la Generalitat Pasqual Maragall debería haber gobernado en la primera legislatura que ganó en votos a CiU, entre 1999 y 2003, porque esto hizo que la propuesta de Maragall sobre el Estatut fuera "muy ambiciosa" bajo el mandato del expresidente del Gobierno José Maria Aznar.
"Aznar y su clima político. Situación propicia para las tensiones y la alimentación de los extremos", ha expresado, y ha aseverado que los hechos han demostrado que él siempre defendió el Estatut hasta los límites de la Constitución, e incluso, ha señalado, el Tribunal Constitucional (TC) creyó que había llegado más allá.
"Comunidades nacionales"
Zapatero también ha afirmado que el expresidente del PP en Cataluña Josep Piqué mostró capacidad de diálogo, aunque no le dejaron, según él, y ha explicado que el ahora presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se mostró siempre inflexible en el tema de Cataluña y el Estatut: "Era inflexible cuando se planteaba una visión plural de España y el reconocimiento de las 'comunidades nacionales'", ha dicho.
El expresidente ha expresado que el término 'comunidades nacionales' --sugerido por el ex secretario de Estado y ex ministro de Justicia, Francisco Caamaño-- se debatió mucho como alternativa al término 'nación' en el Estatut de 2006 y que a Maragall "no le disgustaba", aunque ha insistido en que es partidario de una fórmula que pueda generar acuerdo a través del reconocimiento de la identidad de Cataluña y el respeto a la misma.