“Es hora de volver a la calle”, avisa La CUP. Mientras el Govern de Carles Puigdemont se enreda en los plazos para lograr la independencia, los antisistema han decidido marcar los tiempos y han presentado su propia hoja de ruta para garantizar que la nueva República catalana esté lista en los 18 meses inicialmente pactados (quedan 16).
Las diputadas de la CUP Gabriela Serra, presidenta de la comisión del Proceso Constituyente, y Mireia Boya, miembro de la comisión, y el representante del Secretariado nacional de la CUP, Llorenç Casanova, presentaron en rueda de prensa su propio itinerario independentista. Se trata de un toque de atención a CDC y ERC, que parecen vivir un cierto letargo secesionista, a pesar del pacto de legislatura suscrito con la CUP.
Motor del proceso
La propuesta de la CUP, que no obstante pretende contar con el apoyo de las instituciones, parte de la premisa de que “es la hora de volver a la calle” para que la ciudadanía se convierta en motor del proceso constituyente.
Así, la fase preconstituyente (los 16 meses que quedan) debe incluir una fase informativa y la constitución de un fórum social constituyente, que siente las bases de la futura Constitución catalana con siete ejes: principios y elementos constitutivos de la República; derechos, deberes y garantías; participación ciudadana y organización política de la República; organización territorial; modelo económico; recursos naturales, medio ambiente y territorio, y relaciones internacionales y cultura de la paz.
Plataforma ciudadana
En este sentido, la CUP aboga por “una plataforma ciudadana que sea capaz de reunir el máximo número de movimientos sociales y entidades” para ampliar la base social, incluso con personas “no necesariamente independentistas”.
Posteriormente se celebraría un referéndum múltiple con las propuestas de la ciudadanía, como paso previo a a unas elecciones plebiscitarias y constituyentes.
En el caso de que en esos comicios ganaran las fuerzas independentistas, se interpretaría como “una declaración unilateral de independencia”, por lo que el Parlament pasaría a convertirse en Asamblea Constituyente. Es en ese momento cuando se necesitarían las tres leyes de transitoriedad. La Asamblea, explican los cupaires, sería un órgano soberano que ya no estaría sometido a ninguna ley anterior ni a ningún tribunal.
Finalmente, tendría lugar la fase constituyente, en la que se redactará la Constitución catalana con las aportaciones ciudadanas y se celebraría un referéndum sobre la Constitución.