El sueldo de Amadeu Recasens, Comisionado de Seguridad del Ayuntamiento de Barcelona, ha puesto en pie de guerra a la Guardia Urbana. Este cuerpo policial considera un agravio comparativo que la alcaldesa Ada Colau pague a Recasens 95.000 euros al año, mientras los agentes trabajan en condiciones precarias y no se sienten apoyados por el gobierno municipal en cuestiones tan conflictivas como la lucha contra el top manta.

La alcaldesa Colau advirtió al principio de su mandato que la contención de los sueldos de su equipo de gobierno no afectaba a los cargos técnicos, a los que asignó como máximo un sueldo bruto de 68.000 euros. Sin embargo, el sueldo correspondiente a Recasens que ahora publica la web de transparencia municipal asciende a 95.000 euros brutos anuales.

"Sin hacer nada"

El sindicato mayoritario de la Guardia Urbana de Barcelona, SAPOL, asegura que, desde que Recasens accedió al cargo, “lo que más le ha preocupado ha sido su salario”, pues “sin hacer nada”, ha recibido “un aumento de 27.000 euros en unos meses de supuesto trabajo”.

Por el contrario, fuentes municipales oficiales han explicado a Crónica Global que desde un principio se asignó a Recasens un sueldo de 95.000 euros y que la cifra inicial fue un error que se subsanó enseguida en el portal municipal.

Recasens, ex director de la Escuela de Policía de Cataluña, defendió en 2013 la creación de un Ejército catalán cuyo embrión fueran agentes de los Mossos d’Esquadra de cara a la hipotética independencia de Cataluña.

Cuestionados

SAPOL denuncia que el comisionado “no ha hecho otra cosa que cuestionar la labor” de este cuerpo policial “con el beneplácito de la cúpula policial y el jefe de la Guardia Urbana al frente”. El sindicato acusa a los mandos de “destrozar el poco prestigio que durante más de 176 años hemos ido consiguiendo con el trabajo diario”.

También denuncia la precariedad laboral del cuerpo frente a los altos sueldos de la cúpula, pues mientras los agentes, cabos y sargentos trabajan un fin de semana de cada dos, la cúpula solo lo hace uno de cada nueve. Por este motivo, cuando hay conflictos, los mandos “están de fiesta”.