Transcurridos dos meses de las elecciones del 20D y unas horas antes de que comience el debate de investidura las distancias entre los eventuales socios de Gobierno son tan importantes que ya se da por descontado que, tras el viernes próximo, día de la segunda votación, empiezan otros dos meses de negociaciones.
El cruce de acusaciones sobre quién impide acabar con la incertidumbre preside el debate. PSOE y Ciudadanos no suman, pero han dado un paso hacia la gobernabilidad muy visible, tanto que todos los esfuerzos del PP y de Podemos se concentran en evidenciar la aparente inutilidad del acuerdo.
Los nervios del PP
Se trata de evitar que el encargo del jefe del Estado de formar Gobierno se convierta en un gran escenario de campaña electoral para Pedro Sánchez y, de paso, para Albert Rivera. Mariano Rajoy, que declinó la invitación real, es quien más interés tiene en romper la baraja. De ahí sus nervios y los de sus colaboradores más próximos que llegan a negar el saludo al secretario general del PSOE o llamarle “el breve”.
Las últimas escaramuzas de esta batalla se han producido en torno al orden del día de la investidura y a la oferta de mano tendida de Pedro Sánchez a Pablo Iglesias y a sus socios.
Tapar al candidato
El PP y Podemos no han disimulado la irritación que les ha producido que el Congreso reserve un día entero para la intervención del candidato, lo que le dará eco en los medios de comunicación sin que las intervenciones del resto de los grupos puedan taparlo.
El rechazo a la iniciativa de Patxi López les ha llevado a forzar la segunda votación para casi las 10 de la noche del viernes, un día que suele ser inhábil para sus señorías, que los jueves por la tarde-noche regresan a sus lugares de origen.
Bien es verdad que PP y Podemos han forzado ese horario para evitar una votación en sábado, como pretendía el presidente del Congreso. O sea, que no se hubieran librado de las horas extras.
Malestar profundo
La reacción de Podemos a los documentos --en plural, porque no son iguales-- que la dirección del PSOE ha enviado al partido de Iglesias y a Compromís, En Comú Podem, En Marea e IU-Unidad Popular no esconde su profundo malestar. Íñigo Errejón, el segundo de Podemos, ha calificado de poco “honesta y hábil” esta iniciativa, que lo único que hace es anunciar “una semana perdida”. “Hay vida más allá de esta semana”, ha dicho.
Errejón trata de evitar cualquier gesto de ruptura y asegura que tienen dos meses para seguir negociando, pero que el PSOE debe romper con Ciudadanos y dejar el “papel del Dr Jekyll y Mr Hyde”.
A quién hacer presidente: Rajoy o Sánchez
Antonio Hernando, el portavoz del PSOE en el Congreso, sabedor de que su partido lleva la iniciativa, insta a Podemos a pronunciarse entre Pedro Sánchez y Mariano Rajoy. La disyuntiva viene de lejos: “En octubre de 2014, Iglesias dijo que Pedro Sánchez tendría que elegir entre Mariano Rajoy y el propio Pablo Iglesias. Pero va a ser que no. Es él quien tiene que elegir a quién hace presidente: Rajoy o Sánchez”.
Aunque no ha querido opinar qué ocurrirá si Sánchez no consigue los apoyos suficientes en ninguna de las dos votaciones, Hernando ha comentado que “podríamos ahorrar tener a Rajoy en funciones a partir del próximo sábado y eso sería un alivio para todos los ciudadanos".