La ciudadanía penaliza la actitud de Podemos tras entrar por primera vez en el Congreso y convertirse en una pieza clave en la investidura. Así lo muestra la primera encuesta publicada tras el inicio de las conversaciones del PSOE con el resto de partidos para convertir a Pedro Sánchez en presidente, publicada este domingo en El Mundo.
Según Sigma Dos, el partido de Pablo Iglesias es el se apuntaría un mayor batacazo tanto en representantes en el hemiciclo como en intención directa de voto. Perdería nueve escaños, al bajar de 69 a 60, y se quedaría con tan sólo el 18,8% de los apoyos ciudadanos, frente al 20,7% que consiguió con las confluencias territoriales en Cataluña, Comunidad Valenciana y Galicia en diciembre.
Correctivo para Rajoy
El PP también recibe un correctivo de los votantes. En su caso, por los casos de corrupción que han explotado en los dos principales feudos del partido, Madrid y Valencia, y la actitud pasiva de la dirección. El blindaje de la ex alcaldesa del Turia, Rita Barberá, en las Cortes y la dimisión de Esperanza Aguirre, entre otros, provoca que Mariano Rajoy se deje cuatro escaños y baje de los 123 representantes conseguidos en diciembre a 119. Se mantendría como el partido más votado de España, aunque la intención de apoyos directos se reduciría del 28,7% al 27,8%.
¿Quién capitaliza principalmente el batacazo popular? Ciudadanos. Albert Rivera es que el que mejores resultados cosecha de la nueva situación política en España. Ganaría 10 representantes en el hemiciclo, de 40 a 50 diputados, y capitalizaría el 15,3% de la intención directa de voto desde el 13,9% conseguido en diciembre.
Rivera, pieza clave para el PP
Se mantiene como cuarta fuerza política de España, pero en un momento en el que se requiere un pacto para formar Gobierno los equilibrios parlamentarios son muy importantes. La encuesta de Sigma Dos muestra cómo el avance de Ciudadanos facilitaría un Gobierno en minoría del PP, ya que la suma de ambos representantes (169) se queda a tan sólo siete votos de la mayoría absoluta que se requiere en la Cámara Baja (176 escaños).
Eso sí, el PP debería iniciar una profunda renovación, con el paso atrás de Rajoy, presumiblemente, para convencer a Rivera.
El PSOE no sale mal parado
Pedro Sánchez no sale precisamente mal parado de la situación. El PSOE ganaría tres diputados si se celebrasen mañana mismo las elecciones, pasaría de 90 a 93 representantes en el Congreso y la intención directa de voto crecería del 22% al 23,1%.
El problema, de nuevo, es la aritmética que se requiere para conseguir la mayoría parlamentaria es de nuevo compleja. Requiere igualmente un pacto con Podemos y Ciudadanos y alguna fuerza política de la izquierda más. La negociación es igual de complicada que la actual.
Otro varapalo para CDC
En cuanto a los partidos minoritarios, Izquieda Unida de Alberto Garzón pasaría de dos a tres representantes en el hemiciclo (con una intención directa de voto del 4% frente al 3,7% de diciembre); mientras que los independentistas catalanes se dejarían a un representante por la nueva pérdida de apoyos de Democràcia i Llibertad, la nueva marca de CDC en las pasadas elecciones. La presumible candidatura de Francesc Homs sólo obtendría 7 escaños y el 2,1% de los votos (consiguió el 2,2% en diciembre), mientras que ERC se quedaría con sus 9 diputados y el 2,4% de los apoyos ciudadanos, los mismos obtenidos hace dos meses.
El PNV también se mantiene estable con seis representantes en el Congreso. Lo único es que recula ligeramente en intención directa de voto al pasar del 1,2% al 1,1%.
Cambio de voto
La encuesta de Sigma Dos muestra cómo el 14% de los encuestados habría cambiado su intención de voto el 20D si hubiera sabido de antemano el extremo fraccionamiento que existe en el Congreso. El porcentaje crece hasta el 20% entre los votantes más jóvenes.
Se trata de una cifra a tener en cuenta si Pedro Sánchez fracasa en la investidura y se convocan nuevas elecciones en verano. En general, la tendencia ciudadana es premiar a los partidos más proactivos en intentar desbloquear la situación y penalizar a los que han puesto palos a las ruedas al diálogo o, directamente, han pasado de la responsabilidad de formar Gobierno.