El que fuera hombre fuerte del PP de Valencia, el ex presidente del partido en la provincia y de la diputación, Alfonso Rus, no ha parado de caer desde que trascendió una grabación en la que se le oía contar dinero procedente de una trama corrupta. "Dos millones de pelas", decía el hombre. El PP le apartó entonces de su cúpula directiva.
Rus estuvo al frente de la Diputación de Valencia desde 2007, del PP provincial desde 2004, como alcalde de Xàtiva desde 1995 y presidió el Club Deportivo Olímpic de Xàtiva.
Presumía de su gestión
Había sacado pecho repetidamente de no tener mácula en su gestión política, pero después de las grabaciones sobre el caso Imelsa --desveladas a raíz de una denuncia de EUPV y que registró el exgerente de Imelsa, Marcos Benavent-- se vio obligado a renunciar a la presidencia de la institución provincial tras ser suspendido cautelarmente de militancia del PP.
La línea roja que el entonces presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, desplegó sobre los imputados del PP se le aplicó también a Rus ante "la evidencia de conductas nada ejemplarizantes o inadecuadas". Sin embargo, él siempre ha atribuido su caída en desgracia a un "complot".
Creó un núcleo dentro del PP
Figura central del PP de la provincia durante los últimos años, creó desde la Diputación de Valencia un núcleo de poder político apenas discutido dentro de su partido, con almuerzos con alcaldes, concejales y militantes de la formación los fines de semana.
Con el ex presidente de la Generalitat Francisco Camps mantuvo una sintonía política que no alcanzó con Alberto Fabra, entre otras cosas por la aplicación de una línea roja que no compartía como reconoció varias veces. De hecho, Rus ha sido considerado un verso suelto dentro del PP valenciano.
Compaginó su carrera política con sus responsabilidades como empresario y presidente de equipo de fútbol Olímpic de Xàtiva, y mostró en distintas ocasiones su deseo de presidir el Valencia CF. Conocido por su peculiar sentido del humor, también mostró, cuando pudo, sus dotes musicales a la batería y el orgullo por el Ferrari que conducía.