Confesaba a un humorista de la radio tener la agenda vacía, lo que disparó las especulaciones sobre su eventual retirada. Pero Mariano Rajoy ha demostrado ser dueño de sus silencios, y sobre todo de los valiosos tiempos políticos.

No tira la toalla, no renuncia a la candidatura como presidente del Gobierno, pero aprovecha el margen normativo hasta retorcerlo para posponer la sesión de investidura, seguir negociando y dejar que Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, se cueza en su salsa pactista. Ambos líderes se juegan su futuro político y van a por todas.

Cisma

Sabedor de que un pacto con Podemos, extensivo a las formaciones independentistas, puede provocar un cisma en la formación socialista --Susana Díaz está al acecho--, el presidente en funciones ha devuelto la pelota a Pedro Sánchez, a quien su virtual aliado, Pablo Iglesias, ya le ha montado el Gobierno, con él como vicepresidente.

La oferta de Iglesias no ha gustado a algunos dirigentes socialistas, que consideran el gesto altivo del podemita como una falta de respeto hacia el líder del PSOE. Llueve sobre mojado. Los barones se niegan a apoyar la investidura de Rajoy, ganador del 20D, pero también rechazan la genuflexión ante Podemos, cada vez más crecido.

Doble presión

Sánchez se guardó mucho de valorar esa oferta de Gobierno del líder antisistema, lanzada tras su reunión con el Rey. El órdago es monumental y no está claro que busque un pacto, sino sólo desgastar a Sánchez de cara a unas nuevas elecciones.

Rajoy lo sabe. Por eso, el popular repite como un mantra que la opinión que los españoles han dado a través de las urnas habla de unidad territorial y recuperación económica.

Dos premisas presuntamente muy ajenas a los planteamientos de Iglesias, que abandera el referéndum para Cataluña, que ya no es línea roja, y el anticapitalismo, que ya no implica negarse a devolver la deuda, sino moderar el ritmo de la reducción del déficit.

El dilema

Con su manejo del tiempo, Rajoy obliga al PSOE a decidir entre un pacto multilateral de futuro incierto o permitir que el PP gobierne. Caer en la tentación de lo primero implicaría traumas internos y aceptar lo segundo sería rechazado por los votantes.

"La política de acuerdos está en los estatutos del partido", recordó anoche el secretario de organización del PSOE, César Luena, en una rueda de prensa de urgencia, en la que tildó a Rajoy de "irresponsable" y le instó a abandonar si, como reconoce, no tiene apoyos suficientes. "Como el perro del hortelano", dijo Luena. Ni come, ni deja comer.