La fórmula utilizada por Carles Puigdemont para tomar posesión de su cargo como presidente de la Generalitat, sin referencias a la Constitución y al Rey, forma parte de una consigna independentista de un cierto recorrido.
Su punto álgido se sitúa en las elecciones municipales de mayo de 2015, cuando la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI) instó a los alcaldes y concejales afines al proceso secesionista a que juraran o prometieran fidelidad al proceso soberanista.
Una de las situaciones más curiosas se produjo el 13 de junio de 2015, en la constitución del Ayuntamiento de Castell-Platja d’Aro (Gerona), en la que los tres concejales de ERC tomaron posesión de sus cargos con tres enunciados diferentes. El más aguerrido en este sentido fue Robert Rodríguez, quien juró el cargo “por imperativo legal y al servicio de la república municipal de Castell-Platja d’Aro, de la república catalana y de la Constitución catalana”.
Autodeterminación
Especialmente prólija en términos identitarios fue la cabeza de lista Estel Rodríguez, quien prometió lealtad por imperativo legal “no al Rey y a la Constitución que no he votado ni me representa, sino a los ciudadanos de este municipio y al Parlament que saldrá de estas elecciones del 27 de septiembre (las autonómicas) y me pongo a disposición de la Constitución catalana y de las instituciones del Estado catalán libre y soberano”.
Por su parte Montserrat Rovira prometió también “por imperativo legal y para ejercer la autodeterminación del pueblo de Cataluña”.