Cuando el presidente de Uruguay, José Mujica, abandonó la alta responsabilidad política y renunció a todos sus cargos, condiciones y prerrogativas dando paso a savia nueva, se retiró a su humilde morada, junto a su mujer, su perro y sus memorias.

Cuándo Augusto Pinochet abandonó la presidencia de Chile, se fue a su lujosa mansión pero mantuvo la Jefatura de las Fuerzas Armadas. Por si acaso.

Entre uno y otro hay millones de diferencias. Y ésta es una de ellas.

Artur Mas no se parece a José Mujica. No es un héroe, no es un mártir. No antepone a Cataluña por encima de sí mismo. No es un patriota. "Es un trapecista que ha jugado con fuego y que piensa seguir saltando pero con la misma red protectora que le ampara", así le describe un ex colaborador suyo en conversación con este medio.

Agarrado a la silla

Lo cierto es que decir, como dijo el sábado en su comparecencia ante la prensa, que aun no tiene decidido si mantendrá o no su acta de diputado, es un insulto a la inteligencia de quienes le escuchábamos.

Fuente próximas al actual Govern aseguran que Mas mantendrá su plaza de diputado, en un aparente segundo plano pero con todas las prerrogativas legales asociadas, esto es, la condición de aforado en el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC).

Puigdemont, una triste figura

Se dedicará, dice, a recomponer el partido y a estar a disposición del inminente presidente Puigdemont, poco menos que una titella en sus manos, según se desprende de las propias palabras de Mas, quien el sábado no descartaba volverse a presentar a unas elecciones. Puigdemont y él son del mismo partido. ¿O, no?. En fin.

Mas quiere ser aforado porque cree que, si alguna tormenta penal o criminal se cierne sobre él o los suyos, allí, en la sala civil y penal del TSJC, encontrará más confort que en un juzgado ordinario.

De nuevo, la figura alargada de Gordó

Fuentes próximas al Govern consultadas por Crónica Global vuelven a poner sobre el tapete la figura de Germà Gordó, a quien califican de "el gran conspirador", administrador de informes turbios y siempre secretos, y capaz de manipular a personas con fines espurios.

Estas fuentes recuerdan que Gordó reclamó también para sí una vacuna contra la "la incomodidad judicial", y por ello exigió una plaza en la lista de Junts pel Sí, que consiguió gracias a la claudicación de Mas y contra el criterio de ERC, que cedió, como en tantas otras cosas, obnubilada por el resplandor de la inminente Ítaca. Mas y Gordó son diputados. Esto es, aforados.

Gordó dice que él y su esposa son muy amigos del actual presidente del TSJC, Miguel Ángel Gimeno. Gordó es muy amigo (comparten cenas y fiestas privadas en La Molina) de quien tiene todos los números para sustituir a Gimeno: el presidente de la Audiencia de Girona, Fernando Lacaba.

¿Confianza en la justicia?

Un magistrado de la Audiencia de Barcelona, en conversación con este medio, reclamaba un voto de confianza para con la justicia. Decía que la justicia es imperfecta pero no maleable y que "al final, tarde y mal, pero se acaba imponiendo una justicia que puede ser incompleta, sí, y a veces, incluso, desfondada, sí, pero que sitúa a cada quién en su lugar". Veremos.

De momento el juez de El Vendrell que investiga la financiación de CDC, continua avanzando en sus indagaciones.