Todo apunta a que, si no hay sorpresa de última hora, este lunes finalizará la XI legislatura del Parlament, y el presidente de la Generalitat en funciones, Artur Mas, se verá obligado a convocar nuevas elecciones autonómicas.

Habrá sido la legislatura más corta de la historia, con a penas dos meses y medio de vida, desde su constitución el pasado 26 de octubre. Pero no podrá considerarse como un fracaso para todo el mundo. Al menos, no para la presidenta del Parlament, Carme Forcadell.

La que fuera máxima responsable de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) obtendrá un preciado botín personal. Según la normativa vigente (Ley 2/1988 y Ley 6/2003), Forcadell seguirá cobrando durante otros cuatro años 97.343,58 euros brutos anuales (esto es, el 80% de su sueldo, que asciende a 121.679,48 euros).

En cambio, y al contrario de lo que inicialmente se había indicado, no tendrá garantizada la pensión vitalicia de 73.007,69 euros anuales (el 60% de su sueldo actual) al cumplir 65 años, que se aplicaría solo en caso de haber ostentado el cargo, al menos, dos años.

El resto de parlamentarios correrán menos suerte y 'solo' seguirán cobrando su sueldo (entre los 37.330,41 euros anuales de un diputado raso y los 88.006,10 euros anuales de los vicepresidentes de la Mesa) hasta que se constituya el nuevo Parlament, probablemente el próximo mes de abril.