Corea del Norte ha completado el miércoles de madrugada una prueba militar con una bomba de hidrógeno miniaturizada. El Gobierno norcoreano ha confirmado el ensayo, que ha provocado un terremoto de 5,1 grados en el norte del país. Poco después, la dictadura asiática ha señalado que “se une con orgullo a las filas de los países nuclearizados”.

El ejecutivo de Pyongyang ha precisado que el test nuclear ha sido “exitoso” y que “no ha provocado ningún impacto negativo sobre el medio ambiente”. Las agencias meteorológicas extranjeras han situado el epicentro de un terremoto artificial a 48 kilómetros de la base de Punggye Ri, que ya albergó pruebas similares en 2006, 2009 y 2013.

Condena

La prueba nuclear del miércoles ha merecido la condena casi unánime de la comunidad internacional. El Organismo Internacional de Energía Atómica (IAEA, por sus siglas en inglés) ha subrayado que la acción es "una violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad" de Naciones Unidas. Por su parte, las grandes potencias como la Unión Europea, China, Rusia y Japón han tildado el test de "grave violación" de los compromisos internacionales.

Por su parte, el Gobierno del estado asiático ha justificado el ensayo alegando que “demuestra el espíritu de una nación digna equipada con el más poderoso medio de disuasión atómica”. A principios de diciembre, el líder norcoreano Kim Jong Un ya advirtió que el estado “se había convertido en un país con armas nucleares capaz de detonar bombas nucleares y de hidrógeno para defender su soberanía”.