Tres meses perdidos. Esa es la sensación que tienen los dirigentes de Convergència, una vez consumado el rechazo de la CUP a la investidura de Artur Mas. Los esfuerzos por parte del Gobierno catalán han sido tan baldíos como titánicos pues, según ha podido saber Crónica Global, altos dirigentes de la Generalitat se implicaron en los contactos mantenidos entre Junts pel Sí y la formación antisistema con la finalidad de garantizar que la hoja de ruta hacia la independencia era viable.
Uno de esos altos cargos fue el exvicepresidente del Tribunal Constitucional, Carles Viver Pi Sunyer, comisionado para la Transición Nacional, quien se ofreció para explicar a la CUP el procedimiento jurídico y legal a seguir hasta lograr la desconexión con España.
Hacienda propia
También se implicó en esas negociaciones el director del Programa para la definición de un nuevo modelo de Administración Tributaria de Cataluña, Joan Iglesias, quien pormenorizó los detalles de la futura hacienda catalana.
Toda esa pedagogía se tradujo en informes pormenorizados analizados en reuniones de cinco y seis horas en las que esos altos responsables de la Generalitat cuantificaron incluso el coste de esas futuras estructuras de Estado con la finalidad de arrancar de la CUP un compromiso de apoyo a los presupuestos de la Generalitat de 2016. Sin embargo, los antisistema siempre negaron su apoyo a las cuentas del Gobierno autonómico. “Es demasiado compromiso”, decían los negociadores de la CUP.
Un único candidato
Aseguran fuentes convergentes que la labor de mediador de Raül Romeva, quien fue cabeza de lista de Junts pel Sí en las autonómicas del 27S, fue especialmente intensa, pero cada propuesta era devuelta con un “no” por respuesta o con nuevas demandas. Así ocurrió con el replanteamiento del proyecto BCN World y de la privatización de ATLL, así como con el presupuesto del plan de choque social.
Respecto a la investidura de Artur Mas, durante las negociaciones nunca hubo un rechazo explícito por parte de la CUP, aseguran las mismas fuentes. Es más: tras el cónclave de la CUP celebrado el 29 de noviembre en Manresa (Barcelona), donde se votó en contra de Mas, Junts pel Sí dejó muy claro que no habría cambio de candidato. Y las negociaciones continuaron hasta hace una semana.