El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, consiguió mantener a raya a sus críticos durante el Comité Federal del partido celebrado el  lunes con su defensa de aplazar el próximo congreso, previsto para febrero, al considerar que por encima de los asuntos "internos" de los socialistas están los problemas de España. 

En este sentido, Sánchez mantuvo su hoja de ruta y sus aspiraciones de intentar llegar a la Moncloa si Mariano Rajoy no logra agrupar una mayoría suficiente en torno a su investidura.

Este aplazamiento del congreso, que según la dirección es la opinión mayoritaria dentro del partido, chocó con la posición de los presidentes de Andalucía, Susana Díaz; Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page; la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, y Asturias, Javier Fernández, que defienden que el congreso se haga cuando "toca".

Sánchez defiende su postura

El líder de los socialistas defendió su postura en su turno de réplica, después de que hubieran tomado la palabra cerca de medio centenar de miembros del Comité Federal. En su discurso inicial, respondió a los partidarios de que el congreso se celebre cuando "toca".

La tesis del secretario general de los socialistas es que "primero está España y después el PSOE". Y, pese a las tensiones, Ferraz mantiene su intención de aplazar el calendario interno y esperar a que se aclare la situación política.