El único cara a cara de esta campaña electoral, que ha enfrentado en los principales canales generalistas al líder del PSOE, Pedro Sánchez, y al presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy, se lo ha llevado a los puntos --pero sin demasiadas dudas-- el candidato socialista.
Y lo ha hecho de la forma más inesperada: atacándole, incluso acorralándole en algunos momentos concretos, en el tema a priori más favorable para Rajoy: la economía. Por contra, y también de manera sorprendente, Sánchez se ha enredado con lo que parecía su mejor baza, la corrupción. Todo ello, en un ambiente bronco, con frecuentes acusaciones mutuas --pero sobre todo, por parte de Sánchez-- de faltar a la verdad.
Como aspirante, el candidato del PSOE debía salir a arriesgar e ir a por el combate. Sobre todo después de las encuestas del fin de semana. Y ha sido agresivo no ya desde el primer asalto, sino antes del gong inicial. "Sé fuerte, Luis", le ha espetado a su rival, en su primera frase del bloque inicial, dedicado a la economía y el empleo.
Los recortes, el gran argumento de Sánchez
El candidato socialista ha basado su estrategia en atacar los recortes presupuestarios de los últimos años. Incluyendo toques emotivos, como dos testimonios concretos de ciudadanos que ha presentado como perjudicados por la política de austeridad. Y sin olvidarse de aludir cada pocos minutos a los presuntos casos de corrupción en el PP --ni de acusar a Rajoy de mentir--. "Usted ha recortado todo menos la corrupción en su partido", le ha soltado hasta en dos ocasiones, con las mismas palabras cada vez.
La estrategia del presidente y candidato popular, por su parte, ha sido la esperada. Ha exhibido recuperación económica, especialmente por lo que respecta a la reducción del paro, y ha tirado de argumentario para insistir en que más población ocupada equivale a más ingresos para las pensiones, la educación y los servicios sociales.
Lo ha hecho sin arriesgar ni salirse del guión. Hasta el punto de que ha repetido expresiones textuales --"cuando yo llegué al Gobierno, 1.500 españoles al día perdían su empleo; ahora lo encuentran 1.400 al día"-- que usó su número 2, Soraya Sáenz de Santamaría, en el debate a cuatro de la semana pasada.
A vueltas con el rescate y el no rescate
También ha mostrado Rajoy como gran éxito de su mandato haber "evitado el rescate", un tema en el que ha terminado acorralado. Lo ha hecho de forma recurrente, con su conocido argumento de presentar una España desahuciada a nivel europeo en 2012, y recuperada gracias a su gestión. "Éramos el enfermo de Europa", ha afirmado, para contraponer que ahora "España está creciendo al 3% anual".
Un argumento que Sánchez ha encajado --y ha devuelto-- con energía, recordando los "25.000 millones" destinados a los bancos en dificultades, y bautizando la operación como "rescatar al soldado Rato".
Rajoy no ha renunciado por completo a los ataques en cuestión de economía. Ha cargado reiteradamente contra el PSOE por haber "congelado" las pensiones en la última etapa de Zapatero. Una ofensiva que Sánchez ha recibido con alborozo, ya que le ha permitido un contraataque que llevaba preparado. "Usted ha esquilmado la mitad de la hucha de las pensiones", le ha soltado, a la vez que mostraba el correspondiente gráfico. "Lecciones sobre el cuidado de los mayores, de usted, ninguna", ha añadido.
Los patinazos de Sánchez
Más se ha enredado Sánchez, en cambio, en el bloque dedicado a la corrupción, cuando se ha empeñado en atacar la honorabilidad personal de Rajoy, pero sin argumentaciones claras. Y también cuando ha acusado al presidente de perjudicar la maternidad, con argumentos también confusos. Dos momentos --y han sido casi los únicos del debate-- en los que Rajoy se ha mostrado visiblemente cómodo.
Sobre Cataluña, poco: los candidatos han mostrado más bien poco interés en abordar el tema. Y lo han desviado siempre que han podido, para desesperación del moderador, Manuel Campo Vidal. Que tampoco ha hecho demasiado por retomarlo.
Los espectadores de los canales de Atresmedia también han visto mejor a Sánchez que ha Rajoy. Un 33,7% cree que ha sido el ganador del debate, por un 28,8% que creen que se ha impuesto Rajoy. Aunque aún son más quienes no ven un ganador: un 34,5% cree que "niunguno de los dos" ha ganado el debate, y un 3% opina que lo han ganado ambos.