A los Reyes Felipe y Letizia no les gusta pasar sus descansos en la residencia La Mareta, que la Familia Real ha dispuesto en la isla de Lanzarote desde que el Rey Hussein I de Jordania la hiciera construir al artista local César Manrique y la regalara en 1989 a Juan Carlos I. En los últimos días, ante el desinterés del matrimonio real, Patrimonio Nacional ha decidido cambiar el uso de esa residencia y dedicarla a la promoción de España, pero sin concretar con exactitud cuáles serán los nuevos usos.
Al sector turístico canario le ha caído como un jarro de agua fría la decisión. Consideran que la promoción internacional que conseguían con las visitas de la familia real y la posición turística que significaba queda en entredicho. Un agravio comparativo, según algunas fuentes, con respecto a Baleares o a la zona pirenaica de Baqueira Beret.
La Mareta se halla en la costa de Lanzarote, en el municipio turístico Teguise. Desde fin de año de 2005, el matrimonio formado por los Reyes no había pasado por la residencia canaria. A diferencia del uso que hizo su padre Juan Carlos I, o incluso los presidentes José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero (en especial este último), Felipe y Letizia prefieren otras alternativas.
Por expreso deseo del monarca, el ministro de Industria, José Manuel Soria, y el presidente de Patrimonio Nacional, Alfredo Pérez de Armiñan, firmaron este miércoles un convenio de colaboración que permite utilizar la residencia real para fines como la promoción y la defensa de los intereses turísticos.
La decisión ha dejado en estado de choque a una parte de la isla vinculada al negocio turístico. “La mejor defensa del turismo que podían hacer es visitarnos regularmente”, asegura un empresario vinculado al sector.
Uno de los destinos probables para La Mareta será habilitar la residencia para ser usada por mandatarios internacionales que deseen visitar España. En 1992, durante una cumbre hispano-alemana, se alojó en el inmueble el entonces canciller alemán Helmut Kohl, primera personalidad mundial que la visitó.
Se da la circunstancia de que el ministro Soria es canario. “El peor representante de los intereses de la isla que hemos tenido en la historia”, asegura otra fuente vinculada al turismo canario, quejoso de lo que considera una escasa defensa de los intereses del archipiélago.
Una de las últimas remodelaciones de la residencia se llevó a cabo cuando Zapatero y su esposa Sonsoles Espinosa decidieron adoptar la residencia como lugar de vacaciones. Para su mantenimiento vivían en La Mareta dos personas como personal de servicio y una encargada general. También poseía personal propio de mantenimiento y vigilancia durante las 24 horas.