El actual momento político catalán ha dado lugar a la irrupción de personajes cuyo fulgurante estrellato no ha tenido demasiada continuidad y, tras el 27S, se está apagando con rapidez.
Nombres como Lluís Rabell (CSQEP) o el propio Raül Romeva (JxSí) --rescatado después de haberse retirado de la primera línea de la política-- han dejado rápidamente de tener el protagonismo que se les presuponía como cabezas de sus respectivas listas electorales. Pero aún mayor ha sido el descenso del candidato de la CUP Antonio Baños.
Las negociaciones entre la CUP y JxSí para buscar un acuerdo de investidura han servido para mostrar cuál es el peso real de Baños en la formación antisistema. A la hora de la verdad, los auténticos pesos pesados del partido (Anna Gabriel, Albert Botran, Benet Salellas, Gabriela Serra…) han tomado el mando para marcar los ritmos en público y en privado.
Hombres de paja
Baños --como le ha ocurrido a Rabell y Romeva, y como podría pasarle a Gabriel Rufián (ERC) y Xavier Domènech (En Comú Podem)-- se ha revelado como un hombre de paja, y no es extraño verle deambular por los pasillos del Parlament como alma en pena.
La comparación de la situación actual de Baños con la del anterior ‘líder’ parlamentario de la CUP, David Fernández --que tampoco era militante del partido pero cuya autoridad no se puso en duda en ningún momento-- muestran con meridiana claridad los nuevos tiempos que se han instalado en el Parlament.
Al menos, a Baños le queda el consuelo de ser el ‘líder político’ mejor valorado según la última encuesta del CIS.