Artur Mas de muestra cada vez más convencido de que, finalmente, conseguirá que la CUP --o, al menos, dos de sus diputados-- apoyen su investidura como presidente de la Generalitat. Y los últimos posicionamientos de algunos de los pesos pesados de la formación antisistema parecen darle la razón.
A las dudas mostradas en los últimos días por parte de Poble Lliure (que tiene al diputado Albert Botran como dirigente más visible) y de concejales como Juli Cuéllar, de Mataró (uno de los bastiones cupaires tradicionales), ahora se ha sumado la de otra de las voces más autorizadas en el partido: Benat Salellas.
"Solos y presionados"
En una entrevista para el diario Ariet, el diputado --uno de los más críticos con el presidente en funciones de la Generalitat-- admite que “tú puedes hacer una cosa políticamente impecable y coherente, pero si no lo entiende nadie, desde una perspectiva política no sirve”. “Si todo el discurso que estamos haciendo y diciendo que no a la investidura de Mas la gente no lo entiende, ¿tiene sentido continuar con esta postura por coherencia estricta? Yo ahora mismo dudo y también me lo pregunto”, añade.
Salellas insiste en que se sienten “solos y presionados”. “Encontramos mucha pasividad y actitudes exigentes. Nos falta un apoyo explícito de aquel sector social que ve con buenos ojos que no invistamos a Mas”, lamenta. Y recuerda las palabras que les dirigió Mas durante las negociaciones: “Este es un pulso entre mi gente y vuestra gente, y este pulso lo ganará mi gente”.
Lo cierto es que Mas se siente cada vez más fuerte, lo que explicaría que la oferta de Junts pel Sí a la CUP que se ha conocido este jueves contemple cesiones muy limitadas de las atribuciones del presidente de la Generalitat. La resistencia de la CUP empieza a agotarse.