El Ministerio de Hacienda ha reclamado por carta a la Generalitat que presente antes del domingo un nuevo programa de ajustes de 1.318 millones de euros para cumplir con los objetivos de déficit. Esta cantidad corresponde al desvío que el Gobierno central detectó al cierre del ejercicio 2013 a finales de octubre aunque no se ha pedido hasta ahora.
Por ello, ya hay voces que señalan que se trata de une nueva maniobra del ministerio encabezado por Cristóbal Montoro para presionar al Gobierno catalán en funciones ante el envite independentista. Ello se sumaría a la amenaza de cortar los ingresos del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA), la vía por la que se paga a los proveedores de la Generalitat.
Déficit del 4,2%
Cataluña debe cumplir con un objetivo de déficit del 4,2% este año. Los presupuestos vigentes complicaban llegar a la meta, ya que el capítulo de ingresos contemplaba conceptos extraordinarios que no se han cumplido como la venta de patrimonio. Pero si se le suma el desvío extraordinario, cerrar el ejercicio cumpliendo con el límite establecido es casi imposible.
La consejería de Economía, liderada por Andreu Mas-Colell, ha reconocido a Europa Press que la carta que exige nuevos ajustes ha sido enviada por el secretario de Estado de Administraciones Públicas, Antonio Beteta. El departamento lamenta la mano dura del Gobierno central y reivindica de nuevo que el desvío extraordinario es culpa de los gobiernos tripartitos, ya que tienen su origen a inversiones público-privadas anteriores a 2011.
La Generalitat no aplicará nuevos recortes
La consejería también ha contestado y deja claro que no va a repercutir a la ciudadanía un nuevo recorte de servicios por las diferencias de un “apunte contable”. Destaca que se trata de un desacuerdo de criterio entre la Intervención General de la Administración del Estado (IGAE) y Eurostat sobre cómo contabilizar el déficit de inversiones público-privadas pasadas.
Afirma, asimismo, que la Generalitat ya había informado de la existencia de las inversiones que son el centro de la polémica en 2007 y, de nuevo, en 2013. Por lo que se trata de un desvío que ya se conocía.