Un sector de CDC apuesta por esconder sus siglas el 20D
Mas mantiene conflictos abiertos con la CUP, sus socios de ERC, sus consejeros en el Govern y su propio partido
4 noviembre, 2015 00:00A pesar de los avances en las negociaciones entre Junts pel Sí (JxSí) y la CUP para investir a Artur Mas como presidente de la Generalitat, no se respira buen ambiente en el seno de CDC. Hasta el punto de que un sector de la formación nacionalista ha planteado la posibilidad de concurrir las elecciones generales del 20 de diciembre escondiendo sus propias siglas.
Los plazos --apenas quedan unos días para presentar las candidaturas, ya sean en solitario o en coalición-- hacen casi imposible que los defensores de abandonar la marca puedan tener éxito en esta ocasión, pero todo apunta a que la tan anunciada refundación del partido que nació de la mano de Jordi Pujol está muy próxima.
La corrupción, un lastre muy pesado
Entre los que más prisa tienen por ocultar las siglas se encuentran algunos de los consejeros que la semana pasada protagonizaron un conato de rebelión en el Consejo Ejecutivo del Govern a costa de la propuesta de resolución independentista pactada con la CUP.
Consideran que la corrupción es un lastre muy pesado que va asociado de forma inseparable a la marca CDC. Ese es también uno de los motivos --tal vez el de más peso-- por los que ERC ha rechazado repetir el 20D la coalición del 27S.
Mas, al frente de un circo de tres pistas
Mas dirige en este momento un circo de tres pistas donde reina el caos y el desconcierto permanente. A las filtraciones de sus consejeros --que este martes han recibido una reprimenda en toda regla de su jefe-- se suma la desconfianza de sus supuestos socios de ERC, que han exigido el control absoluto del ámbito económico y empresarial en el futuro Govern.
Y, aunque el acuerdo con la CUP parece inminente --y si no, el presidente de la ANC, Jordi Sànchez, ya ha anunciado que “intervendrá” para que este cristalice--, Mas tampoco lo tendrá fácil para mantener la “estabilidad” en los próximos meses, habida cuenta de las ideologías antagónicas de los tres partidos en liza.
Las contradicciones del procés
Este mismo martes se han vuelto a constatar las contradicciones del procés. Mientras la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, lanzaba un nuevo órdago avanzando en la tramitación de la resolución independentista que insta a desobedecer al Tribunal Constitucional (TC), el Govern acordaba iniciar los trámites para impugnar ante el mismo tribunal dos leyes aprobadas recientemente por las Cortes. Una acción --que también se produjo la semana pasada-- que se aleja de la exigencia de desobediencia frontal que exigen los antisistema de la CUP.
Y, unas horas más tarde, el consejero de Justicia en funciones, Germà Gordó, apelaba al diálogo con el Gobierno y aseguraba que su departamento trabaja para mejorar la justicia en Cataluña “al margen del proceso” independentista, unas declaraciones que dejan entrever sus dudas sobre las posibilidades de éxito de la hoja de ruta secesionista.
Por si el presidente de la Generalitat en funciones no tuviera suficientes incendios que sofocar, al ser preguntado sobre si aspira a suceder a Mas al frente del partido, Gordó ha respondido: “No descarto nada”.