Artur Mas tiene en la punta de los dedos conservar el cargo de presidente de la Generalitat de Cataluña. La CUP ultima un pacto con Junts pel Sí para votar a favor del líder de CDC el próximo 9 de noviembre siempre y cuando renuncie a buena parte de las atribuciones que el Estatuto catalán contempla para el jefe del Govern. De hecho, el organigrama que está en debate plantea que Mas se convierta en un presidente con un marcado perfil institucional sin atribuciones ejecutivas.
El verdadero poder de la futura Generalitat se repartiría entre tres vicepresidencias. El líder de ERC, Oriol Junqueras, obtendría la principal atribución al concentrar todo el poder económico. El cabeza de lista de Junts pel Sí, Raül Romeva, sería el vicepresidente de asuntos exteriores y la actual portavoz de Govern en funciones y consejera de Bienestar Social y Familia, Neus Munté, gestionaría una gran área en la que se englobarían todas las políticas sociales.
Futura República catalana
La CUP conseguiría de esta forma la gobernanza colegiada que reclamó públicamente después de las elecciones del 27S. Además, tras el escándalo del caso 3%, se apartaría a CDC de las áreas en las que se gestionan las principales adjudicaciones públicas. Toda la gestión económica de la Generalitat, los actuales departamentos de Economía y Conocimiento y el de Empresa y Ocupación, quedarían bajo la órbita de ERC.
El esquema con el que se trabaja encaja, asimismo, con el modelo de República catalana en el que se trabaja desde las fuerzas independentistas. La jefatura del futuro Estado catalán sería institucional, por lo que Mas se mantendría en el cargo al ser un presidente florero, y el poder ejecutivo radicaría en un Gobierno que se organizaría en tres grandes bloques.
Reunión de Mas y Baños
La estructura del futuro Ejecutivo catalán se empezó a trabajar en la reunión secreta que mantuvieron Mas y el líder de la CUP, Antonio Baños, el lunes de la semana pasada. Las actuales caras visibles de la formación antisistema han empezado a plantear la cuestión entre las bases, que deberán refrendar en asamblea la votación de la investidura. Las filas de Junts pel Sí también tendrán que bendecir la propuesta que se trabaja desde la cúpula de la formación.
No se esperan problemas en este sentido, ya que Mas incluso habría empezado a esbozar las líneas maestras del discurso del lunes 9 de noviembre. El contenido será fundamental en ese sentido, ya que acotará con detalle qué se ha pactado con la formación radical.