El presidente de la Generalitat en funciones, Artur Mas, y el exdiputado de la CUP David Fernández, en la comparecencia del primero en la comisión del fraude en el Parlament.

El presidente de la Generalitat en funciones, Artur Mas, y el exdiputado de la CUP David Fernández, en la comparecencia del primero en la comisión del fraude en el Parlament.

Política

Mas ordena discreción y rebajar tensiones con la CUP

A pesar de las exigentes condiciones planteadas por la formación radical para llegar a un acuerdo, desde Junts pel Sí responden con su cara más amable y con un tono conciliador

9 octubre, 2015 23:46

Las negociaciones entre Junts pel Sí y la CUP se prevén largas y complicadas. Las condiciones planteadas por la formación antisistema para llegar a un acuerdo de investidura y de gobierno son, aparentemente, inasumibles por CDC y ERC. Sin embargo, la coalición independentista ha respondido con su cara más amable y con un tono conciliador.

Mas es consciente de que, si quiere repetir al frente de la Generalitat, deberá hacer importantes concesiones. Aunque desde la CUP han repetido una y otra vez --antes y después del 27S-- que no iban a investir a Mas, el hecho de que en la conferencia política de este jueves evitasen hacer cualquier mención a esta cuestión deja la puerta abierta a que el precio del pacto no incluya eliminar políticamente al líder de CDC.

El silencio como consigna

De momento, Mas ha dado una clara consigna a los suyos de cara a las negociaciones: actuar con discreción y tratar de evitar las tensiones con la CUP. “Muts i a la gàbia” (algo así como “a callar”, en castellano) fue la expresión utilizada este jueves por el propio presidente en funciones de la Generalitat para indicar a los periodistas presentes en el Parlament cúales son las instrucciones que tienen los diputados y dirigentes de Junts pel Sí. Y así ha sido hasta ahora.

Durante las 24 horas siguientes a la escenificación de las demandas por parte de la CUP, desde Junts pel Sí solo han hablado Raül Romeva, Jordi Turull y Marta Rovira, y los tres han lanzado mensajes de concordia inéditos hasta ahora. El resto de cargos ha permanecido en el más estricto silencio, también en las redes sociales, pese a la habitual incontinencia de muchos de ellos en esas lides.

Romeva --cabeza de lista de Junts pel Sí el 27S-- ha asegurado estar “prácticamente de acuerdo en todo” con la CUP, y ha señalado que “el tema del presidente no tengo ninguna duda de que se resolverá”. “Estoy seguro de que podemos llegar a un acuerdo”, ha declarado Turull. Y Rovira ha apuntado en la misma línea: “No tengo ninguna duda de que nos entenderemos”.

Declaración ante el TSJC

Lo cierto es que los requisitos establecidos por la CUP no son baladí. Entre otras cosas, exigen gestos claros e inmediatos de ruptura con el Estado español. La hoja de ruta de Junts pel Sí prevé una declaración de inicio del “proceso” independentista como uno de los primeros pasos tras la constitución del nuevo Parlament. No parece que eso vaya a ser suficiente para contentar a los Baños y compañía.

Antes, Mas tiene otra oportunidad para demostrar hasta que punto acepta otra de las condiciones impuestas por la CUP: la de desobedecer al Tribunal Constitucional (TC). El president está citado a declarar ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) el próximo jueves por haber incumplido la prohibición del TC de organizar la consulta del 9N. Acudir a esa cita no parece muy compatible con las exigencias de la CUP.

Acuerdos con el PP

Tampoco lo parece que CDC siga llegando a acuerdos con el PP, como el alcanzado este jueves en el Senado para incluir en los Presupuestos Generales del Estado de 2016 una enmienda para aumentar el límite deducible en el IRPF por seguro de enfermedad a los autónomos con discapacidad.

En todo caso, y aunque Junts pel Sí y la CUP tienen tiempo hasta el 9 de enero para cerrar un acuerdo, hay algunos escenarios que darán pistas importantes sobre el estado de las negociaciones. El primero de ellos tendrá dentro de dos semanas, cuando finaliza el plazo para constituir el nuevo Parlament y su Mesa, un examen que ninguno de los dos puede permitirse suspender.