La CUP ha encontrado una solución radical para afrontar la intensa presión que está sufriendo estos días para que facilite -pero también para lo contrario- la investidura de Artur Mas: el apagón informativo. Una decisión que han tomado justo después de que los números 1 y 2 de su candidatura coincidieran con declaraciones no especialmente compatibles entre sí, y cuando otros dirigentes de la formación han mostrado una brecha en la aparentemente monolítica intención de no investir a Mas. Pero también justo cuando empiezan las negociaciones con Junts pel sí.
La formación ha anunciado este viernes que "aplaza todos sus compromisos comunicativos" hasta después de la "conferencia política" que celebrará el próximo día 8 de octubre, y que hasta esa fecha se limitará, a lo sumo, a emitir comunicados puntuales si lo considera "pertinente".
Silencio comunicativo
Con esta medida, el partido establece un control sobre sus declaraciones, después de una semana de vorágine comunicativa alrededor de la cuestión central ahora mismo de la política catalana: si la CUP da o no da su imprescindible aval a la investidura de Artur Mas.
La decisión de la CUP ha llegado justo después de que los números 1 y 2 de su lista por Barcelona al 27S, Antonio Baños y Anna Gabriel, hayan hablado con profusión sobre el tema. Y con posturas no precisamente coincidentes.
En una entrevista en RAC1, Gabriel ha asegurado que la decisión de no investir a Mas "es colectiva", y que ya ha sido tomada por las asambleas del partido. Si el día anterior había propuesto una "presidencia coral" que incorporara a Mas, 24 horas después ha sido contundente en otro sentido: "Hemos dicho que no investiríamos a Mas, punto".
Baños, menos claro en el rechazo a Mas
Mucho menos contundente ha sido Baños. También este viernes, en una entrevista a la Cadena Ser, ha propuesto las ideas de una "presidencia rotatoria", de "vicepresidencias poderosas" o de "un Govern de cualquier otra forma". "Nosotros vamos lanzando guantes esperando que alguien los recoja", ha señalado.
En los días anteriores, otros dirigentes cupaires se habían mostrado aun más propensos -con todos los matices posibles- a investir a Mas. El independiente Julià de Jòdar había pedido "no dejar sólo" a Mas, calificándolo de "uno de los nuestros". Más lejos fue el exdiputado Quim Arrufat que llegó a afirmar que, si CDC se "cierra en banda", la CUP cedería con la investidura de Mas "antes que hacer descarrilar el procés". Y el propio Baños ha corroborado esta tesis. Preguntado por las palabras de Baños en Vilaweb, ha sido claro: "No lo estropearemos todo y lo pararemos. No lo haremos nunca", ha proclamado.
Silencio cuando empieza la negociación
Estos posicionamientos no casan demasiado con la dinámica de un partido fuertemente asambleario, sin líderes jerárquicos. Con su silencio informativo, la formación se da tiempo para decidirse de puertas adentro, blindándose ante las presiones de todo tipo: desde parte del entorno independentista -muy singularmente, del aparato mediático afín a CDC-, para que transija con investir a Mas; desde el resto de independentismo -pero también desde quienes se oponen a la independencia-, para que sigan firmes en su postura de no investirlo.
Además, el silencio de la CUP llega también cuando se han iniciado las negociaciones con Junts pel sí, como ha confirmado Gabriel este viernes. Según algunas fuentes, desde la lista independentista se había pedido a la CUP "discreción" en estas negociaciones. Y en público lo han reclamado actores como la ANC y Òmnium Cultural.
Muy clara en este sentido es la posición de ERC, que ha evitado esta semana entrar en la polémica sobre la investidura de Mas, así como tampoco ha participado en el pressing sobre la CUP. Una expresión, pressing, acuñada por el propio entorno de la CUP en las redes sociales, para defenderse de los ataques y reivindicar su postura.