Los gobiernos alternativos que proponen PP, UCD, PSC y Catalunya sí que es pot serían planteables solo en caso de que el independentismo no sumara mayoría absoluta. Y, aun así, sería complejo que alguno de ellos fraguara, por la multiplicidad de intereses contrapuestos en juego y la heterogeneidad de los actores participantes. De hecho, sería casi más probable que, en este supuesto, no se pudiera formar gobierno y hubiera nuevas elecciones, probablemente tras el 20D. Pero las propuestas tiene otro significado, en clave netamente electoral.
Con estas ofertas, los diferentes partidos se posicionan ideológicamente e intentan arañar votantes de aguas vecinas. El PP, con su llamamiento a un frente constitucionalista, pretende capitalizar el voto que se opone a la independencia, luchando sobre todo con C's por sus votantes comunes. Unió -y el PSC, con su entusiasmo al secundar su plan-, quiere hacer lo propio entre el catalanismo autonomista, además de intentar captar a soberanistas que tienen dudas acerca de la independencia y sus consecuencias.
ICV-EUiA y Podemos, finalmente, ponen de manifiesto su apuesta por primar el eje izquierda-derecha en estos comicios: A la vez, reiteran sus guiños a soberanistas más preocupados por lo social que por la cuestión de la independencia, o que consideren a la CUP como una opción demasiado radical.