Alfred Bosch tiene razón. No cobra dos salarios públicos. En el mes de junio presentó un escrito en la dirección administrativa del Congreso renunciando a sus percepciones. Había tomado posesión del acta de regidor por Barcelona y eligió el salario de concejal de Barcelona, 92.600 euros, de mayor cuantía. Lo habitual, en estos casos, es que los diputados comuniquen su renuncia al salario o la dimisión a la Mesa del Congreso. En este caso, no fue así y la Mesa no tenía ninguna constancia de los cambios en el caso Bosch, como ayer constató este diario.
No fue así porque Bosch continúa siendo diputado, no ha dimitido y todo indica que seguirá hasta el final de legislatura. La número tres de ERC, Ramona Vergès --militante de Reagrupament, una escisión de ERC-- no parece que vaya a ocupar su escaño. En junio, Bosch sólo dimitió como como jefe de filas de ERC y se erigió en diputado ausente. Su última actuación fue una pregunta al gobierno el 10 de marzo. Todavía no ha vuelto.
Sin embargo, la publicación de Crónica Global ha puesto en evidencia al Congreso. Bosch renunció a todos sus emolumentos incluidos los que se conocen como dietas. La dirección administrativa de la Cámara aceptó la petición, sin consultar con la Mesa. Si hubiera consultado, le hubiera denegado la renuncia. La Mesa siempre ha tenido como criterio que "es su obligación garantizar el trabajo de los diputados", y se cobran en tanto que se ocupa un escaño por lo que son irrenunciables aunque el diputado haga caso omiso a estas obligaciones.
Diputado ausente
Además de las dietas, Bosch renunció a la Asignación Constitucional --el salario-- y a su retribución como portavoz de la Comisión Constitucional, de la que tampoco ha dimitido según consta en la web oficial de la Cámara. De esta forma, Bosch cumplió con la legalidad vigente aunque no acude al Congreso. No lo hace desde el mes de marzo. La última pregunta que efectuó al Gobierno está calificada el 10 de marzo, y su última pregunta escrita tiene fecha de calificación el día 3 del mismo mes. O sea, es un diputado ausente desde hace seis meses.
Su única relación con el Congreso desde su designación como candidato de ERC a la alcaldía de Barcelona ha sido el cobro de sus asignaciones por un total bruto de 5.694,21 mensuales desde su desaparición en el mes de marzo hasta la fecha de renuncia en el mes de junio. En consecuencia, Bosch recibió su salario íntegro del Congreso sin asistir a las sesiones porque estaba inmerso en la campaña municipal de Barcelona.
Cobró sin acudir al Congreso
Las dietas son un pago de un importe de 1.823,86 euros mensuales que no están sujetos a retenciones de IRPF y están concebidas para los desplazamientos de los diputados en su tarea como miembros del Congreso, según la Ley 35/2006 de 28 de noviembre. Esta asignación es de solamente de 870,56 euros para los diputados de Madrid.
Precisamente, el hecho de no estar sujeta a retención fiscal es la que lo que otorga a esta indemnización de gastos el carácter irrenunciable. Toni Cantó, en su día diputado de UPyD, solicitó la renuncia y le fue denegada. Otros diputados han seguido este trámite solicitándolo a la Mesa, y no a la autoridad administrativa como ha hecho Bosch. Sin embargo, el único caso de diputado ausente es Bosch. El resto asiste a los plenos. Este es el caso de Ángeles Esteller, concejal del PP en el consistorio barcelonés, que a diferencia de Bosch sí cumple con las obligaciones de su escaño y acude a los plenos, y de todos los ministros que son diputados. Todos ellos sólo perciben las dietas.
A partir del mes de junio, Alfred Bosch deja de cobrar en el Congreso y, por tanto, sólo cobra un salario público. Ahora, la Mesa del Congreso está analizando la errónea situación en la que se encuentra el todavía diputado Bosch porque debe cobrar las dietas, al igual que todos los diputados que han renunciado al salario del legislativo. No cobró dos salarios públicos pero durante tres meses sí los cobró sin hacer acto de presencia en el hemiciclo.