La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, baraja la posibilidad de relevar a algunos de los cargos de libre designación del ayuntamiento heredados de etapas anteriores, pese a que renovó teóricamente su confianza en ellos apenas hace dos meses. El motivo: puede necesitar esos puestos en la negociación con nuevos socios.
El equipo de gobierno de Colau irrumpió en el ayuntamiento con aires de renovación. Y algunas de sus primeras medidas --como la moratoria a los alojamientos turísticos o las actuaciones en guarderías-- iban en esa línea. Pero, sorprendentemente, esa renovación no se produjo en los cargos de libre designación del consistorio, muchos de los cuales se mantienen de épocas anteriores. Una situación que puede cambiar en un futuro inminente.
Poca renovación en la gerencia
Colau renovó en junio a buena parte de los gerentes y otros cargos ejecutivos --no electos-- de confianza del ayuntamiento. Dos de cada tres gerentes de distrito anteriores a Colau continúan en sus puestos. De los otros 23 gerentes, 17 provenían de la etapa anterior. Y lo mismo sucede en otros cargos eventuales de menor rango, "buena parte de los cuales" son los mismos de antes de la llegada de BComú al ayuntamiento.
Desde el ayuntamiento se razona que se ha mantenido a aquellos cargos que ejercen una labor "profesional y técnica", y no política. También se precisa que un "gran número" de estos cargos son funcionarios de carrera. Pero esto no obliga a que sean mantenidos en cargos de confianza. De hecho, pueden ser cesados en cualquier momento por decisión individual de la alcaldesa. Y Colau se reserva hacerlo en algunos casos, según los resultados del 27S y las nuevas alianzas que pueda forjar en el consistorio.
Confirmados solo hasta octubre
Según ha podido saber CRÒNICA GLOBAL, a algunos de estos directivos se les ha transmitido que van a seguir en sus puestos al menos hasta octubre. Pero no se les ha dado más garantías después de esta fecha. Esta situación genera una cierta provisionalidad y bloqueo en el funcionamiento municipal. Pero Colau tiene motivos tanto para haber confiado --provisionalmente-- en buena parte del equipo anterior como para no tener decidida su continuidad.
Por una parte, BComú se enfrentó a la dificultad de cubrir con gente 'propia' unos puestos ocupados por profesionales con años de servicio en el ayuntamiento. Algunos de ellos, incluso anteriores a la época del ex alcalde convergente Xavier Trias.
Pendientes del 27S
Por otra, el equilibrio municipal puede cambiar tras el 27S. La precaria mayoría de Colau --solo 11 de 41 concejales, con el apoyo externo de ERC y PSC-- podría verse afianzada con la entrada de algún socio en el gobierno municipal. Y los nuevos socios podrían exigir entrar con personal de su confianza. Un motivo, de paso, que no invitaba a llevar a cabo nuevos nombramientos que podrían ser efímeros.
Además, la reducción de asesores del gobierno municipal que ha llevado a cabo Colau --de 120 a 51-- deja también menos sillas a repartir para los posibles nuevos aliados de Colau. Todo ello hace que algunos de los que ahora se sientan en ellas no tengan claro que vayan a seguir haciéndolo tras el 27S.