Mas está de los nervios. Todo el mundo se refiere a su candidatura como la lista de Romeva. El exdirigente ecosocialista ha agudizado su perfil mediático. La proyección del pacto entre CDC y ERC pasa por el hombre que vino de Iniciativa, a quien los medios del sistema catalán entrevistan, glosan y ponderan hasta extremos que superan los ditirambos que dedicaban a Mas. Los celos y el choque de egos son inevitables. Junqueras disfruta del gol que le ha marcado al President, que no sabe qué hacer y a quién recurrir para recuperar el protagonismo que le ha robado el Varoufakis catalán.
Romeva no disimula sus ambiciones y se dedica a marcar distancias con Mas. Ya ha habido dos puyazos. El primero, el de que Mas no debía ser necesariamente el presidente. El segundo, que no está en la candidatura por afinidad ideológica con los convergentes.
Hasta el fondo con Junqueras
El carácter instrumental de la plataforma ideada por Mas genera convulsiones en la precampaña al punto de que si Junqueras se hunde en el vacío mediático lo hace con Mas, a quien arrastra a sus profundidades. La primera lectura del acuerdo incidía en el harakiri del dirigente republicano. Una interpretación más reposada permite afirmar que a Mas se le ha disparado la pistola en el bolsillo.
En principio, este lunes es el día en que Mas debe convocar las elecciones mediante un decreto sin paridas para no dar pie a la arremetida de los abogados del Estado. En lo que queda de su entorno, los espasmos de entusiasmo no tapan el fundado temor de que la aceleración sea un movimiento fallido, una astucia fatal.
Homs, la primera víctima
Pase lo que pase, Francesc Homs es la primera víctima, el señalado. Hace sólo un par de meses, Quico era el hombre que susurraba a espaldas de Mas, el consejero áulico, el Prenafeta del siglo XXI. Lo único que ha conseguido es no salir imputado del 9-N por una de esas razones que convierten la administración de justicia en un casino.
En todo lo demás sus sugerencias han conducido al desastre, por no hablar de las fábulas sobre sus andanzas en Zarzuela y en las embajadas. Pura ficción. Nadie en Madrid sabe quién es (era) Homs. Su canto del cisne en comisión parlamentaria fue el delirio. Es el Estado quien incumple la Constitución y la Generalitat carece de competencias, vino a decir. Le faltaba el embudo en la cabeza para resultar verosímil. Se le veía tocado. Aún no ha digerido que es un kleenex político. Eso sí, su contribución al discurso del odio y a la fractura social ha sido mayúscula.
También contribuyen desde Madrid
En la política catalana hay muchos desnortados, pero el resto de España aporta ejemplares a la altura de la tragicomedia del "Estat propi". El sustituto de Wert, sin ir más lejos, Íñigo Méndez de Vigo, acaba de soltarle casi un millón y medio de euros a Isona Passola, nuestra Leni Riefenstahl de L'endemà, el gran mojón del cine documental.
La contribución de la España que nos roba a la cultura catalana es colosal, que diría el maestro. No sólo han enriquecido a los más insignes pájaros carpinteros del independentismo y termitas del Estado, sino que han despreciado con saña toda aquella expresión cultural que no estuviera sujeta al canon nacionalista. Y Méndez de Vigo no es una excepción. Los cineastas, dramaturgos, artistas y actores no nacionalistas le dan las gracias por nada.