En parte del entorno convergente hay temor a un hipotético escenario tras las elecciones del 27S: que el independentismo no sume mayoría, y que ante la perspectiva de tener que formar un gobierno alternativo, ERC opte por aliarse con la izquierda en el Parlament y no hacer president a Artur Mas.
Un temor que se ha visto avivado por ciertas declaraciones cruzadas entre Catalunya sí que es pot y los republicanos, y por afirmaciones del propio cabeza de lista de Junts pel sí, el ex ecosocialista Raül Romeva. Y que desde Unió están también explotando en provecho propio.
Sectores de la vieja guardia de CDC alertan a quien les quiera escuchar de un posible escenario fatídico en la noche electoral. Temen que el resultado conjunto de Junts pel sí y de la CUP no dé una mayoría independentista. En esta situación, relatan, el procés se vería frenado. Y la carrera política de Mas quedaría acabada, ante el fracaso de plantear unas elecciones en clave plebiscitaria que tuvieran como resultado perder la actual mayoría independentista del Parlament.
El precedente del tripartito
En esta situación, creen estas fuentes de CDC, sus ahora aliados de ERC podrían traicionarlos y optar por apoyar a un Govern de izquierdas. Sobre todo, si Catalunya sí que es pot obtiene un buen resultado. Recuerdan el precedente del primer tripartito, cuando ERC --junto con ICV-EUiA-- hizo president al socialista Pasqual Maragall, pese a que el vencedor en las elecciones fue Mas. Y añaden que esta sería la vía de los republicanos y de Oriol Junqueras para salvar los muebles ante un fracaso de la lista conjunta de CDC y ERC.
Aun cuando los resultados del 27S posibilitaran estos acontecimientos, no parece muy probable que la cúpula de ERC opte por un cambio de estrategia de tal magnitud, que sería complejo de vender ante sus votantes. Unos votantes que ya los penalizaron en 2010 por su alianza con la izquierda. Y que volvieron a recompensarlos en 2012, tras el giro hacia CiU de Junqueras. En este hipotético caso, ERC se vería ante la seria dificultad de justificar ante sus votantes este cambio sobrevenido de aliados. Pero en el ánimo de los sectores convergentes pesa más el fantasma del tripartito. Y también hay otros hechos recientes.
El propio número uno de Junts pel sí, Raül Romeva, encendió las alarmas en CDC la semana pasada, cuando abrió la puerta --hasta en tres entrevistas diferentes-- a ser él el próximo president, en lugar de Mas. Romeva subrayó que el acuerdo para formar la lista conjunta independentista "no dice explícitamente" que Mas deba ser president, y que "dependerá de cómo vaya".
Catalunya sí que es pot y ERC se llaman mutuamente a colaborar
La misma duda alimentó --con evidente intención electoralista, por otra parte-- el candidato rival de Catalunya sí que es pot, Lluís Rabell. Este lunes dejó caer la posibilidad de que los diputados republicanos opten por él, y no por Artur Mas, en la investidura. "Veremos si lo hacen president", apuntó.
Rabell, además, deslizó algunos cantos de sirena a ERC. "Es imposible configurar una mayoría social de progreso sin una representación como la que significa ERC". Algo a lo que desde filas republicanas se respondió negando que fueran a apoyar a otro candidato que Mas en la investidura. Pero devolviendo --también con intención electoralista-- los piropos. "Nos encantaría que Catalunya sí que es pot se incorporara a las fuerzas del 'sí'", dijo el portavoz de ERC, Sergi Sabrià. "Tenemos muchos puntos en común", añadió, para llamar a la lista de confluencia de la izquierda a "trabajar" juntos por la "república" catalana el 28S.