Sorprendentemente, el mundo empresarial del turismo de Barcelona ha asumido la visión crítica de la nueva alcaldesa de la ciudad, Ada Colau, sobre el fenómeno. Hoy miércoles ha tomado posesión de la presidencia del consejo general del consorcio Barcelona Turisme, constituido mayoritariamente por representantes del sector privado.
Este organismo está llamado a tener un gran protagonismo en el debate y posterior ejecución del nuevo modelo turístico barcelonés, cuyo análisis comenzará en el pleno del ayuntamiento que se celebrará el viernes.
Cooperación plena
Pese a que la primera decisión del nuevo equipo municipal ha sido el decreto de moratoria de licencias, que ha resultado tan polémico, Colau ha encontrado una actitud de plena cooperación en la primera sesión del consorcio que ha presidido y en la que se han aprobado las cuentas de 2014 y su memoria.
El consejo general está integrado por 12 representantes de la Cambra de Comerç, 11 del consistorio y tres patrones de la Fundación Barcelona Promoción.
Barcelona Turisme ha mostrado la voluntad de sumarse al debate y la reflexión sobre los efectos de esta actividad en la ciudad y su gestión, que han de permitir actualizar el Pla Estratègic de Turisme de la Ciutat de Barcelona para el periodo 2016-2020.
Los aspectos negativos del turismo
El máximo órgano del consorcio “ha apostado así por trabajar para intentar resolver las externalidades negativas que el turismo tiene en determinados periodos y barrios de Barcelona”, según el comunicado emitido por la entidad al término de la reunión. “Turisme de Barcelona --añade--, en estos momentos de éxito turístico de la capital catalana, está al lado de la ciudad, y quiere caminar junto con Barcelona y todos sus habitantes”.
El lenguaje, como se puede apreciar, recoge claramente la sensibilidad de la nueva alcaldía ante los efectos colaterales de la actividad turística sobre los barceloneses y la necesidad de paliarlos.