El Parlament aprueba esta semana, en su último pleno de la legislatura, las conclusiones de la Comisión de Estudio de la Reforma Horaria. Una comisión en la que han participado todos los partidos de la Cámara, y en la que todos están básicamente de acuerdo: los horarios de los catalanes no son ni mucho menos los ideales.
Cataluña -y España- no viven en la misma hora que los países de su entorno. Los horarios de comidas, cenas, cierre de comercios, salida del trabajo, e incluso del prime time televisivo se retrasan aquí al menos un par de horas. Pero no los del inicio de la jornada laboral. La consecuencia es menos horas de sueño o de ocio. Y la respuesta es una creciente corriente de opinión a favor de modificar este modelo horario.
Desde los 90
Tras diversas iniciativas pioneras en España, desde los años 90, en 2013 se creó el grupo Iniciativa per a la Reforma Horària 'Ara és l’hora', que consiguió un año más tarde que se creara esta comisión. El informe de la comisión, que debe aprobarse este jueves en el Pleno, propone una serie de medidas, principalmente de estudio y concienciación, en los ámbitos del trabajo, la administración, el comercio y la educación.
El informe insta a elaborar una "ley de horarios" que contemple medidas para "la regulación del cambio horario". Aunque sin dar más detalles sobre esta eventual nueva ley. En el ámbito laboral, pide que las empresas evalúen "no solo la presencia física", sino "el rendimiento" de los trabajadores. Insta a "fomentar el teletrabajo", "favorecer una flexibilidad laboral pactada" o "editar un manual de buenas prácticas". También propone "crear una oficina potente de la Generalitat" que "certifique" que las empresas cumplen "políticas de racionalización horaria".
La comisión no entra a detallar, en cambio -sí lo hacían entidades consultadas por los diputados- sobre horarios concretos. No habla en ningún momento de adelantar las horas de salida del trabajo, ni de compactar los horarios por la vía de reducir las pausas de mediodía. Por el contrario, la comisión aboga por "regular los horarios teniendo en cuenta a cada sector y tipo de actividad de las empresas", porque "es imposible una uniformidad horaria".
Menos concreción y la misma ambigüedad en los ámbitos de la Educación, donde apenas se pide "impulsar una reorganización del tiempo escolar que esté en consonancia con los estándares europeos". Y tres cuartos de lo mismo por lo que respecta al comercio: solo se propone llevar a cabo "campañas de sensibilización", y un "estudio de impacto" sobre un cambio de modelo horario.
Nada de actos después de las 19h
Más concreción hay en cuento a la actuación de las administraciones. Se propone no convocar actos más tarde de las 19h, y "minimizar" la actividad de los edificios públicos a partir de las 18h. También se pide que la administración sirva de ejemplo, al "marcar las pautas" de este "cambio cultural". Y, probablemente una medida muy importante, que atorgue puntuación extra en los concursos para contratar con la adminsitración a las empresas que racionalicen horarios.
Aun más concreta es la Cámara en lo que le afecta directamente a ella misma: sus propios horarios. Como "agente ejemplificador", el texto acuerda que los plenos no acaben más tarde de las 19:30h, con dos horas de pausa para comer, y reanudándose por la tarde a las 13h o 13:30h.
Igualmente, la comisión pide "promover" que los informativos nocturnos de las televisiones empiecen a las 20h, con el objetivo de "desplazar" el prime time. El informe no entra en la cuestión de si adoptar o no un nuevo huso horario, ya que esta no es competencia autonómica.