El sector crítico independentista de UDC vuelve a plantarse ante las decisiones mayoritarias del partido, en lo que parece la antesala de una ruptura tanto o más probable que la que ya se está produciendo entre CDC y UDC. Tras la decisión -por 16 votos contra 10- del Comité de Gobierno de UDC de abandonar el Ejecutivo autonómico, el máximo dirigente de los críticos secesionistas ha dejado claro que no piensa obedecer, y ha reclamado un congreso ordinario del partido para ratificar la decisión.
El máximo exponente de estos sectores críticos, Antoni Castellà, ha considerado "gravemente irresponsable" la decisión de la dirección del partido. Así como esta había lamentado el "ultimátum" de CDC a UDC para que abrace el proyecto secesionista, él se ha expresado en términos parecidos, al calificar de "chantaje" a CDC esta salida del Gobierno autonómico, con el objetivo, según ha interpretado, de forzar al presidente de la Generalidad, Artur Mas, a renunciar a su "hoja de ruta" secesionista.
No piensa obedecer
Además, Castellà ha dejado claro que no piensa obedecer el "mandato" de abandonar el Ejecutivo autonómico -en palabras textuales del secretario general del partido, Ramon Espadaler, que ha precisado que obliga a todos los cargos de UDC-. Por el contrario, Castellà ha explicado que seguirá al frente de su cargo en la Generalidad, y que solo es decisión de Mas que continúe en él o no.
Según algunas especulaciones de los últimos días, Castellà podría formar parte, en un puesto con posibilidades reales de ser elegido, de una eventual lista de Mas para las elecciones autonómicas anunciadas para el 27S en la que no habría dirigentes del sector oficial de UDC. Le acompañarían otros destacados críticos independentistas: la presidenta del Parlamento autonómico, Núria de Gispert, y el ex presidente de la Cámara y coordinador del Pacto Nacional por el Derecho a Decidir, Joan Rigol.