La vencedora en las elecciones municipales del pasado domingo, Ada Colau, está demostrando una especial atención a la política de gestos en su primera semana tras los comicios. En solo cinco días, la hemos visto dar una rueda de prensa a pie de calle, recontar indigentes, viajar en metro y, ahora, acudir a un encierro de trabajadores de Movistar.
Ya antes de ser proclamada -previsiblemente- como alcaldesa, la líder de Barcelona en Comú parece estar cuidando con especial cuidado las partes más simbólicas de sus actuaciones, de cara a sus votantes y simpatizantes. Colau ha acudido este viernes al encierro que mantienen en el Mobile World Center de Barcelona trabajadores subcontratados de Movistar, en su largo conflicto con la empresa -que ya fue protagonista de los últimos días de campaña-, y se ha ofrecido para "mediar" una vez ostente el bastón de mando municipal.
Pero este no ha sido el primer gesto simbólico -sea espontáneo o sea perfectamente estudiado- de Colau en estos días. El miércoles, al acudir al edificio del Ayuntamiento junto las números 3 y 5 de su lista, las ecosocialistas Laia Ortiz y Janet Sanz, dio una improvisada rueda de prensa a pie de calle, en la plaza de Sant Jaume, frente al Consistorio.
Al día siguiente, Colau participó como voluntaria en el recuento de indigentes sin techo que llevó a cabo Arrels Fundació. Sin publicitarlo en exceso, pero tampoco sin esconderlo -lo anunció, a posteriori, desde su cuenta de Twitter.
También esta semana, Colau ha sido vista -y fotografiada- viajando en metro. Justo después de que hiciera lo propio la posible nueva alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, con quien Colau tiene muchos puntos en común -las dos listas estaban participadas por Podemos-, cuya fotografía en el suburbano impactó sobremanera en la capital de España.