"Nos estamos dejando arrastrar por la intimidación nacionalista, haciendo que nos movemos en un terreno donde cualquier barbaridad puede salir sin problema de la boca del soberanismo. Pero cualquier crítica o comentario sarcástico sobre el mismo es tomado como un ataque a toda la sociedad catalana, y eso es señal de que tenemos un grave problema".

Con estas palabras denuncia Marina Pibernat, ex 'número 4' de ICV-EUiA por Gerona, el "linchamiento mediático" que sufrió durante la pasada campaña para las municipales por haber criticado en Twitter a la derecha nacionalista. Una situación que llevó a su partido -EUiA- y a sus aliados -ICV- a presionarla para que retirase su candidatura, como así ocurrió finalmente.

Acusaciones de "racista, xenófoba y de catalanofobia"

En un artículo publicado este miércoles en El Periódico, Pibernat explica que, durante el debate de candidatos en BTV, hizo un comentario sobre la "derecha catalufa" que recibió ataques de todo tipo:

"Como suele ocurrir cuando soy crítica con el nacionalismo catalán, un enjambre de cuentas de Twitter vino a decirme que era una cuenta falsa o acusarme de autoodio. Y no precisamente del entorno de la derecha nacionalista. De mis intencionados exabruptos se convirtió en epicentro del terremoto la palabra 'catalufa' y fue munición suficiente para que se me acusara, primero en las redes sociales y luego en la prensa afín al soberanismo, de racista, xenófoba y de catalanofobia".

La izquierda independentista "le hace el trabajo sucio" a la derecha nacionalista

Pibernat responde a esas acusaciones: "Es funesto que alguien crea que la catalanidad puede ser tomada como una raza. De hecho, sabemos que las razas no existen, existe una variabilidad genotípica que se manifiesta en la diversidad fenotípica en la forma y color de los ojos, de la piel, el tipo de cabello o las facciones del rostro".

También lamenta que la tildaran de "xenófoba": "Cuesta creer que a estas alturas sea ignorada la etimología básica, xenofobia, del griego xenón, extranjero/a; y no se den cuenta de que no tiene sentido lógico acusar a una persona catalana de xenofobia hacia otra también catalana".

Y, de igual forma, rechaza que se tratase de "catalanofobia": "A lo que sí tengo fobia es a ciertas cosas que últimamente abundan en Cataluña, como los gobiernos de derechas que en plena crisis económica lideran movimientos nacionalistas; y a la supuesta izquierda independentista que, consciente o inconscientemente, le hace el trabajo sucio de sabotear a una mínima alternativa de izquierdas no independentista. Ahora ya sabemos quién trabaja para quién y con qué métodos".

El "racismo científico" de un alcaldable de la CUP

Pibernat recuerda las "gravísimas acusaciones" e "insultos" recibidos por parte del alcaldable de la CUP por Arenys de Munt, Josep Manel Ximenis, quien señaló que "la mentalidad castellana lleva la aceptación natural en sus genes; es decir, ser un mandado".

"Este revoltijo seudocientífico de Ximenis remite a algo tan viejo como criminal, decimonónico, llamado racismo científico. Aunque de científico no tiene nada. Aparte de que las mentalidades no tienen genes, sino que los tienen los organismos biológicos, este argot delata la naturalización de la inferioridad y, por tanto, de la superioridad de quien habla. Y no solo una supuesta superioridad genética, sino también una superioridad que naturaliza la posición en el sistema productivo: hay quien existe para mandar y quien lo hace para ser un mandao, es decir, la naturalización del clasismo. Racismo y clasismo suelen ir de la mano", añade.

La "cobardía y electoralismo" de la izquierda no independentista

Pibernat se muestra especialmente dolida por la actitud que mantuvieron su partido y sus socios:

"ICV y Barcelona en Comú se apresuraron a rechazar mi uso del término 'catalufa' para incitar al odio al referirse con él a la derecha nacionalista catalana. Este esconder la cabeza bajo el ala practicado por la izquierda no independentista es consecuencia de una mezcla entre cobardía y electoralismo ante el soberanismo arriba descrito. Y también lo es mi salida de la lista de ICV-EUiA Girona".

"La mañana del sábado 9 de mayo recibí una llamada para informarme de la crisis mediática. Mi espacio político ya había entrado en pánico debido a la reacción a mi tuit. No me sorprendió. Hace mucho que en Cataluña la izquierda que aglutina personas no independentistas funciona absolutamente a remolque de la agenda, postulados y prensa nacionalista catalana, incapaz de formular un discurso propio. Eso cuando no cae directamente en el seguidismo. Así que ICV Girona, partido del que nunca he formado parte, decidió apartarme de la campaña y EUiA, mi partido, desde hace mucho tiempo inmovilizado para cualquier negociación, aceptó. Yo también, porque acababa de empezar la campaña y ya estaba cansada de defender un programa centrado en cuestiones de importancia muy relativa que no aportaba muchas soluciones reales a los problemas de gente trabajadora de mi ciudad", añade.

Y explica que "al ver las unipersonales prisas del secretario general de EUiA para lanzarme a la hoguera, me di de baja".

Las "peligrosas ideas supremacistas"

Pibernat denuncia que "la derecha catalana, encarnada por CiU y ERC, no está muy lejos del partido independentista ultraxenófobo SOM Catalans. Pero es mucho más inteligente y, por tanto, más perjudicial. Su racismo viene envuelto en la coraza del mitológico seny catalán y la respetabilidad de la burguesía. Pueden decir sin despeinarse que en Cataluña no cabe todo el mundo y aprobar políticas que van en contra de una verdadera convivencia que haga de la diversidad cultural la virtud que es".

Además, considera que "todos los partidos con representación parlamentaria están alimentando, por acción u omisión, peligrosas ideas supremacistas que además se retroalimentan entre ellas, desplazando el debate político hacia un lugar inofensivo para la derecha, catalana o española, que destruye nuestras vidas con sus políticas, y que lidera tanto el proyecto soberanista como el que se le opone".

"Pueden verter sobre mí todos los linchamientos mediáticos que inútilmente consideren necesarios. Pueden decirme falangista, españolista, catalanófoba. Pueden decirme puta y pueden sacar el violador que algunos llevan dentro describiendo la manera en que les gustaría agredirme sexualmente, como han hecho en las últimas semanas. Con todo esto no harán más que darme ánimos y, sobre todo, ponerse en evidencia. A pesar de no contar con un partido parlamentario que haga lo mismo, no soy la única que está dispuesta a librar una guerra sin cuartel contra este tipo de ideas, salgan de donde salgan. Y no solo las combatiré por ser profundamente injustas y totalmente anticientíficas, lo haré también porque soy comunista. Y no estoy dispuesta a callar mientras la clase trabajadora es dividida y enfrentada para beneficio de los poderes fácticos", concluye.