El caos en la red ferroviaria de Cercanías de este jueves por la mañana ha sido utilizado por la Generalitat y por los partidos secesionistas para cargar contra el Gobierno -en cuanto a responsable de las infraestructuras, aunque el servicio esté traspasado al Ejecutivo autonómico-, e incluso como argumento a favor de la secesión. Y el consejero de Territorio y Sostenibilidad, Santi Vila, ha llegado a pedir el traspaso "integral" de las competencias de Cercanías -es decir, también de la infraestructura, con el argumento de que el servicio llegaría a la "excelencia" en manos de las administraciones catalanas. "Como FGC y Metro", ha añadido Vila. Pero justamente el Metro ha fallado estrepitosamente unas horas más tarde.
Las líneas 9 y 10 de la red de metro de Barcelona han estado casi totalmente paralizadas durante prácticamente toda la tarde. A la hora de redactar estas líneas, de hecho, la propia Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) reconocía en su página web que la línea 10 era una "línea detenida", y que la línea 9 daba un servicio "parcial".
Desde las tres
Crónica Global ha podido comprobar que el servicio en estas dos líneas se había detenido al menos desde poco después de las tres de la tarde, aunque TMB no ha informado de ello en su perfil de Twitter -aunque sí en su página web- hasta casi las cinco.
Se da el caso de que la avería ha sido de la misma naturaleza que la que ha afectado a los trenes de Cercanías, y por la cual Vila ha puesto el grito en el cielo, calificando el hecho de "inadmisible": un fallo en el sistema de control.
En el momento del colapso de estas dos líneas, circulaban por ellas siete convoyes, de los cuales han tenido que ser desalojadas unas 300 personas en total.