La Policía Nacional ha desarticulado este lunes en las poblaciones barcelonesas de Badalona y Santa Coloma de Gramanet una red que se dedicaba al tráfico de inmigrantes chinos, a los que introducía ilegalmente en Europa a través de Barcelona, a cambio de 20.000 euros por persona. La trama desarticulada introducía de 20 a 30 inmigrantes ilegales al mes, presumiblemente para explotarlos sexual o laboralmente.
Según ha informado en rueda de prensa el inspector jefe del Grupo V de la Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales (Ucrif), Eusebio García, en la operación se han practicado 80 detenciones: 10 cabecillas de la red, y 70 inmigrantes chinos introducidos en España ilegalmente. Los cabecillas han sido denunciados por los presuntos delitos de pertenencia a organización criminal, contra los derechos de los ciudadanos extranjeros, favorecimiento de la inmigración irregular y falsedad documental, entre otros
Las detenciones de los jefes de la organización, de hecho, se llevaron a cabo a mediados de marzo -el día 17-, en registros en pisos de la red en Badalona y Santa Coloma, en los cuales se ejercía la prostitución. Este hecho ha llevado a sospechar que los inmigrantes introducidos por la red eran posteriormente explotados, para saldar su 'deuda' con la organización por haberlos introducido en Europa.
Amenazas a las familias
Según ha explicado la delegada del Gobierno en Cataluña, María de los Llanos de Luna, los inmigrantes eran amenazados -ellos, o incluso sus familias en China- por la trama desarticulada si no pagaban su deuda, por lo que ha calificado la operación policial de "importantísima".
Los inmigrantes ilegales llegaban a Barcelona a través de vuelos directos desde China, o a través de escalas en Turquía y Grecia, con pasaportes auténticos de terceras personas. Posteriormente, eran distribuidos por el espacio Schengen.
Las investigaciones se iniciaron en abril de 2013, cuando la Policía tuvo conocimiento de la existencia de una red delictiva, formada en su mayor parte por miembros de nacionalidad china, que operaba desde diversas ciudades de la provincia de Barcelona. Además, los principales responsables de la misma mantenían vínculos con otras organizaciones similares asentadas en Europa, entre otras una red que ya estaba siendo investigada por parte de la Policía de Fronteras de Marsella (Francia).