Francisco Morente Valero, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), en un artículo publicado este sábado en El País:
"[...] El primero [de los tópicos] reza que en España el discurso catalanófobo genera muchos votos y que por eso se aplican a él con esmero tanto el PP como el PSOE. [...] Pues ya se ha visto que no. ¿Alguien duda de que el exceso del señor [delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio] Sanz no solo no ha dado votos, sino que ha ayudado a apuntalar el proyecto de Ciudadanos, visto como una derecha moderna sin la caspa de los genoveses?
El otro tópico nostrat es el que afirma que cada vez que “la caverna” madrileña desbarra sobre Cataluña, aquí crecen los independentistas como flores en primavera. Lo dicen hasta quienes no son independentistas. Si fuese cierto, y teniendo en cuenta el empeño con que se emplean en Madrid, a estas alturas el independentismo debería sumar como mínimo el 150% del censo electoral. La triste realidad, recientemente desvelada por el nada sospechoso de botiflerismo Centre d'Estudis d'Opinió (CEO), es que la cosa anda, más que estancada, en retroceso. El CEO ha venido a certificar lo que el resultado de lo que fuera que fuese el 9-N ya dejó muy claro: desde las elecciones autonómicas de 2012, lo que se ha producido es un trasvase de votos entre CiU, ERC y la CUP, pero sin ampliar significativamente el espacio independentista.
Lejos de mi intención relativizar la trascendencia histórica de lo que ha ocurrido en Cataluña en los tres últimos años. El catalanismo se ha hecho mayoritariamente independentista, eso ya no va a cambiar y sacude vigorosamente el tablero de juego. Lo que ocurre es que, al hacerlo, el catalanismo ha estrechado su base y ha generado un movimiento de reacción contra la secesión que poco a poco va cobrando fuerza y va equilibrando la balanza, cuando no inclinándola a su favor".