Trias ha sido una de las puntas de lanza del proyecto independentista de Mas. ¿Cómo valora que se haya utilizado al Ayuntamiento para promover esta causa?
Estoy completamente en contra. Hace unos días tuvimos un debate donde se me preguntaba si estaría de acuerdo, si soy Alcalde, en que el Ayuntamiento forme parte de la Asociación de Municipios por la Independencia, y estoy en contra, porque los municipios los formamos gente muy diversa y muy plural. Ni a favor de la independencia, ni a favor del federalismo, ni del unionismo. Las instituciones son instituciones y son de todos los ciudadanos. Y un alcalde lo ha de ser de todos, no solo de unos cuantos.
¿A qué responde entonces esta lógica?
Creo que forma parte de una idea totalizante de la política que se ha implantado en Cataluña en los últimos años, y es un abuso indigno de las instituciones por parte de las fuerzas soberanistas. Trias ha hiperactuado.
¿Por qué?
Por un interés meramente electoral, como mucha gente de CDC, que nunca han sido especialmente independentistas pero que se han querido sumar a la ola. Desde luego no va a ser con mi apoyo que Barcelona se convierta ni en municipio por la independencia, ni por otra cosa. El valor de Barcelona es su pluralidad y toda iniciativa que intente uniformizar o totalizar una ciudad contará con mi rechazo.
¿Jaume Collboni habría nombrado a Toni Soler como comisario del Tricentenario en Barcelona?
Es que hago una enmienda a la totalidad del Tricentenario, ha sido un intento bastante burdo de reescribir la historia. El relato histórico y cultural de la ciudad debería mirar al futuro y no al pasado, y mirar al exterior y no mirarse el ombligo, como se ha hecho durante esta etapa. Esto ha empobrecido el debate y el relato cultural de Barcelona. Tengo que confesar que lo he seguido más bien con poco interés.
Ya somos dos...
Es que se ha visto tan claro que era una jugada propagandística para alimentar y legitimar una cierta visión de la historia de la ciudad y del país que intelectualmente me ha interesado muy poco. Como se ha visto, dejará muy poca huella en la historia cultural de Barcelona. Ha sido uno de los síntomas de la efervescencia del soberanismo en los últimos tres o cuatro años.
¿Cuál es la principal urgencia de carácter social que tiene Barcelona y que el PSC acometería al día siguiente de tomar posesión del gobierno municipal?
Hay un riesgo de fractura social en la ciudad, en solo cuatro años hemos visto cómo han aumentado las desigualdades sociales en un doce por ciento, cómo se ha cronificado el paro en casi cien mil personas y cómo uno de cuatro niños presenta riesgos de pobreza desde el punto de vista de las necesidades básicas. Lo más urgente que hay que hacer es reequilibrar las prioridades presupuestarias que ha hecho el Ayuntamiento, tanto en políticas sociales como en inversiones públicas en favor de los barrios que más lo necesitan.
¿Qué más?
También se ha de acometer un cambio de concepción de lo que han de ser las políticas públicas y las políticas sociales pensando en la clase media trabajadora que se ha precarizado durante la crisis.
Un ejemplo...
Pienso en el precio del transporte público, de las guarderías y los servicios municipales, que estaban pensados en un contexto en el que había un tercio de la población que pasaban dificultades y dos tercios que funcionaban y contribuían a su buen funcionamiento. Vamos a un escenario en el que sigue existiendo ese tercio en riesgo de exclusión pero luego hay otro tercio cuyo nivel de vida ha descendido y hay que hacerlos asequibles para que puedan acceder a ellos y contribuir a mantenerlos.
A Ciutat Meridiana se la conoce como 'Villa desahucio'. ¿Pensaba que un barrio de Barcelona podría conocerse por algo así?
No me gusta etiquetar barrios de la ciudad con palabras o conceptos que lo puedan estigmatizar. Pero cuando en Barcelona hay zonas donde los taxistas ya no van cuando se hace de noche o el reparto domiciliario de algunos supermercados ya no se hace quiere decir que alguna cosa muy grave está pasando, no hace falta ver ni estadísticas. Hay una parte de Barcelona, que básicamente es la franja del Norte y de la zona del Besós que está al borde de descolgarse del progreso de la ciudad.
Las últimas encuestas a nivel municipal indican que el PSC experimenta un descenso de voto respecto a las elecciones del 2011. ¿Qué ha pasado, cuando tampoco la gestión de Xavier Trias ha sido unánimemente alabada?
Tiene que ver con el cambio de contexto que ha afectado muy directamente al PSC. Las consecuencias de la crisis económica todavía se asocian, en cierta medida, con nuestra presencia en el Gobierno del Estado, y el debate soberanista ha afectado a la posición y a la credibilidad del partido.
Pero son otros contextos, no es el nivel municipal.
A eso iba. Es cierto que en la ciudad de Barcelona cuando se habla en clave local la gente nos reconoce como los hacedores, los constructores de la Barcelona democrática. Y esto es una muy buena carta de presentación para unas elecciones municipales. Estos días escucho muy a menudo aquello de "en estas sí que os voy a votar". Electores nuestros, tradicionales o nuevos, que han dejado de darnos apoyo en otro tipo de comicios, pero que en Barcelona aprecian nuestra hoja de servicios a la ciudad.
¿En qué medida ha podido afectar a la trayectoria del PSC en la ciudad que la formación haya tenido un portavoz municipal, Jordi Martí, que en más de una ocasión salió del pleno para no votar lo mismo que sus compañeros?
Eso es un desastre, un partido político puede tener y ha de tener pluralidad interna y diversidad de opiniones, pero hay una cosa básica que el electorado exige, que es que luego haya coherencia. En cualquier tema, sea la cuestión nacional o cualquier otra. En Cataluña estamos viviendo todavía la convulsión dentro de los partidos centrales como consecuencia del debate soberanista. Se está viendo la división que existe en CiU, lo que está pasando en Iniciativa con esas ideas rocambolescas de ser un Estado soberano para luego continuar en España... Yo respeto cualquier posición, pero también exijo y creo que nos debemos exigir los socialistas ser coherentes en la expresión de nuestro voto por respeto a la gente que nos ha dado apoyo.
El PSC ha sido clave en la última bajada de precios del transporte público. ¿Habrá más?
Cuando decía antes que se ha de repensar los servicios públicos en función de esta nueva clase media trabajadora que se ha precarizado, y en hacer más asequible la ciudad, porque la gente tiene la sensación que se ha vuelto muy cara, me refiero a temas como este. Para mí fue la condición indispensable para permitir la aprobación de los presupuestos por dos motivos.
¿Cuáles?
Uno, para hacer la ciudad más asequible, y dos, para repartir y distribuir la buena marcha de las finanzas locales.
No se puede negar que Hereu dejó una hacienda saneada.
Es que es así, Jordi Hereu dejó el cajón lleno de dinero, de hecho Trias se ha permitido el lujo de cerrar algún ejercicio con superávit en plena crisis económica. Mi tesis es que si hay superávit, repartamos ese beneficio en favor de la clase media trabajadora. Una de las formas más rápidas y simples de hacerlo era con la rebaja del precio del transporte público, que voy a proponer que se siga haciendo en algunos títulos y algunos segmentos.
El Ayuntamiento de Barcelona ha financiado a la Generalidad. ¿Es el precio que ha de pagar por ser la capital de Cataluña?
Es el precio que pagamos los barceloneses por la supeditación política de Trias a Mas.
Siga...
Trias no tiene un proyecto definido de ciudad, se ha dedicado a reinar, no a gobernar. No ha desarrollado ningún proyecto estratégico a medio o largo plazo, de futuro, sobre todo en el ámbito económico que para mí es el más importante. Se ha supeditado al proyecto independentista de Mas y esto ha tenido una consecuencia práctica. La ciudad ha hecho de banco de la Generalidad y los barceloneses le hemos perdonado inversiones que el Gobierno de Mas debería haber hecho en Barcelona.
¿Cuánto le ha costado a la ciudad?
Nuestro cálculo nos da la cifra de 350 millones de euros, que es tanto como todo lo que invierte el Ayuntamiento en un año. Esta es la factura que pagamos los barceloneses por esta supeditación.
¿Cómo ha manejado Trias el tema de Can Vies, y cómo lo hubiera manejado Jaume Collboni si hubiera sido el alcalde?
Tenemos un modelo reconocido en la propia carta municipal que ampara la cogestión. Es una de las legislaciones más avanzadas de Europa por lo que se refiere a la capacidad de gestionar equipamientos y espacios entre el movimiento asociativo y la ciudad. Existe un marco de regulación. Dicho esto, cuando hay una intervención pública, como es en el caso de Sants, de cubrimiento de las vías, se hace un proceso participativo con los vecinos que dura años y hay un espacio calificado como zona verde, eso se tiene que respetar.
¿En todos los casos?
En todos. Me es igual que haya un centro ocupado, una fábrica, una entidad financiera o una cabina telefónica. Eso es una zona verde y ha de serlo porque se ha definido así porque ha sido una decisión coparticipada con el movimiento vecinal, y el Ayuntamiento ya la ha tomado.
¿Entonces?
Lo que se debería haber hecho desde el principio es buscar alternativas, y si esas alternativas no cuajan, lo que no se puede hacer es ceder. Insisto, me da igual que haya un banco, que un lobby económico o un espacio ocupado. Es una zona verde, y se ha de respetar el interés general y colectivo de la ciudad. Trias se equivocó mucho, perdió gran parte de la autoridad que ha de tener un Alcalde. Esto ha tenido consecuencias más allá del conflicto de Can Vies, porque al final el alcalde es la máxima autoridad de una ciudad y todo el mundo confía en que garantice que las normas son iguales para todos, seas un okupa o el director general de una entidad financiera. Y es un principio fundamental para que la ciudad funcione, y Trias dilapidó en gran parte su autoridad.
Uno de los elementos de desgaste durante el mandato de Jordi Hereu fue el referéndum de la Diagonal. Luego Xavier Trias la ha reformado sin consulta ni nada similar. ¿No pecó el PSC de inocencia?
No, fue una decisión coherente. Se planteó un sistema de participación democrática, ahora que tanto se cacarea, para hacer una obra muy importante para la ciudad que tenía un objetivo fundamental, que era favorecer el transporte público y la movilidad. La consulta se instrumentó políticamente, Convergència estuvo hábil, el contexto era muy complicado. No creo que fuera el hecho que hiciera perder las elecciones a Hereu pero es verdad que hubo juego sucio.
¿Y cómo ve la reforma que se ha hecho?
Lo más curioso es que una vez se obtiene un resultado que dice "no hagan nada", Trias, que había prometido que haría consultas para los temas más importantes de la ciudad, se permite hacer una reforma de la Diagonal que no mejora la movilidad, que la empeora, que solo va a beneficiar a los propietarios de los locales comerciales que están a pie de la Diagonal y además supone no haber hecho inversiones donde creo que la ciudad lo necesita más.
¿Dónde?
Por ejemplo en Pere IV, que es la 'Diagonal' del distrito de Sant Martí y que tiene una capacidad para atraer empresas y actividad económica en esa zona que no va a tener la Diagonal. La Diagonal es el exponente del urbanismo y de la política que ha hecho Trias, un urbanismo de maquillaje pensado para sus clientes electorales y que no va a beneficiar al conjunto de la ciudad.
¿Qué opina sobre el documental Ciutat Morta y en qué afecta los hechos allí detallados a la imagen de la Guardia Urbana?
Lo dije desde el primer momento: que se sepa todo. Si hay nuevas pruebas que pueden llegar a la conclusión que se cerró mal el caso, que se reabra. Pero el hecho es que no ha sido así. A pesar de la denuncia que hace el documental, ni la Justicia ni la Fiscalía han encontrado pruebas para reabrirlo y en consecuencia la sentencia es firme.
¿Ha sido utilizado con otros fines?
Aprovechar casos como el de Ciutat Morta para estigmatizar a la Guardia Urbana me parece un error. El Ayuntamiento y los grupos políticos hemos de defender a este cuerpo en su conjunto, que tenga todos los mecanismos de control y de prevención de casos de abusos que se pudieran producir, pero de ahí a intentar hacer, como se ha hecho políticamente, el manipular este tema para teñir de negro toda una época del Gobierno de la ciudad, en la que por cierto participaban Esquerra e Iniciativa, y teñir de sospecha de forma generalizada la actuación de la Guardia Urbana me parece que es propaganda política.
¿Por qué un barcelonés progresista ha de votarle a usted y no a Ada Colau?
Porque nosotros ya hemos demostrado que podemos transformar la ciudad, lo hemos hecho y lo vamos a volver a hacer. Hicimos que fuera más igualitaria, que el Metro pudiera llegar al Carmelo o a Bon Pastor, que en todos los barrios hubiera bibliotecas y centros de asistencia primaria. Conseguimos que en treinta años de democracia se doblara el número de barceloneses que trabajan y a la vez se redujeron en un veinticinco por ciento las desigualdades. Nuestra carta de presentación es lo que ya hemos hecho, nuestra credibilidad. Suelo decir últimamente que más que propuestas, que las haremos, lo que haré en esta campaña es interpelar al ciudadano para que piense.
¿Qué opina que Ada Colau se presente como lo 'nuevo' cuando lleva en sus listas a formaciones que han gobernado durante treinta y dos años la ciudad?
Es una de sus contradicciones más importantes. No creo que el proceso de construcción de esa candidatura ni sea una confluencia de la izquierda, porque hay mucha gente progresista que no está ahí, ni ha sido tan ejemplar, porque al final ha sido un pacto de lo más clásico entre partidos.
Las primarias de la Colau tampoco fueron muy competidas.
De hecho fueron con candidatura única. Y además se ha hecho sobre la plataforma que le ha brindado Iniciativa per Catalunya. Espero que la gente de ICV que está dentro de esta coalición, a la hora de la verdad, vuelva a tener ganas de gobernar y de corresponsabilizarse en la gobernabilidad de la ciudad. Me preocupa mucho que se instale la vocación de 'trinchera', y de denuncia, y no una auténtica vocación de gobierno.
Se criticó mucho las primarias que usted ganó, pero la participación registrada fue mucho mayor que en las de Barcelona en Comú.
Además hay que tener en cuenta que las nuestras eran presenciales, la gente tenía que ir un día a votar y pagar un euro. Ellos han hecho un proceso que duraba casi una semana y por Internet haciendo 'clic'.
Cómodo es...
El compromiso que supone movilizar a gente para que acuda a votar a unas primarias de un partido como el PSC fue mucho más importante. Y con un dato relevante que es que el setenta por ciento de la gente que participaron en nuestras primarias era gente que no era del PSC. Y esto ha dejado poso, porque cuando voy por los barrios me encuentro con gente que participó, porque muchos de ellos son personas comprometidas con la ciudad, del movimiento vecinal o asociativo. También es cierto que debemos aprender, cometimos errores.
Y fueron muy comentados.
Por eso para la próxima vez que se hagan primarias abiertas hay que hacer un censo previo. Cometimos la ingenuidad de decir "levantamos la persiana y quien quiera que venga a votar". Creo en las primarias abiertas, es un ejercicio sano, pero con un censo previo para que la gente se inscriba, porque además implica un nivel de compromiso y también de cierto filtro.
Hay que reconocer que fueron unas primarias animadas.
Es que además del tema de los famosos paquistaníes también tuvimos el intento de un sector independentista de 'hackear' las primarias, de hacer entrismo y condicionar el resultado. Era un riesgo, fuimos un poco ingenuos, pero creo en este proceso y nos ha permitido renovar mucho no solo la candidatura, sino también el partido, ya que se ha producido una onda expansiva que también ha facilitado la renovación en la Federación de Barcelona del PSC.
¿Se ve alcalde?
Sí, completamente, por eso me presenté.
¿En 2015?
Uno se tiene que sentir alcalde, y eso no tiene que ver con el año electoral, tiene que ver con su visión de la ciudad y con lo que uno cree que puede aportar. Ser alcalde es, primero, una actitud, y luego los resultados ya veremos lo que permiten.
¿Con quién no pactaría?
Tenemos muchas diferencias con el PP, desde diversos puntos de vista. Creo que el próximo gobierno municipal, seamos nosotros la primera fuerza o no, se tiene que fundamentar y acordar en base a un programa de gobierno que va más allá estrictamente de lo que son las siglas. Entre otras cosas porque me temo que vamos a un escenario de mucha fragmentación donde va a ser muy difícil encontrar una coherencia ideológica en los futuros gobiernos.
¿Entonces?
Programa, programa, programa en clave barcelonesa. Esa es la clave del futuro gobierno municipal. Si no es así será muy complicado porque en el momento actual hay demasiados condicionantes. Voy a tener las manos libres para llegar a cualquier acuerdo en coherencia con nuestra idea de ciudad. No voy a estar determinado por el 27S ni por lo que pase en Madrid. El acuerdo será siempre siguiendo la lógica barcelonesa.
La única salvedad entonces sería la de llegar a acuerdos con el PP...
Sí.