El presidente de Ciudadanos (C's), Albert Rivera, ha considerado que el actual funcionamiento del Senado es solo "un cementerio de elefantes de gente que ha fracasado o ha acabado su carrera política". Rivera ha instado en reformarlo para que tenga una verdadera función: “O lo reformamos o lo cerramos”.
Asimismo, el líder de C’s ha declarado que si se reforma la Cámara Alta se podría desplazar fuera de la capital española. “Puede ir a otra parte de España”, ha asegurado ante la pregunta del periodista de la emisora M80. Eso sí, siempre y cuando, ha reiterado, se reforme al estilo estadounidense, para ser una verdadera cámara de representación territorial.
Niega ser “marca blanca” del PP o PSOE
En la entrevista, Rivera también ha negado ser "marca blanca ni segunda marca" ni del PSOE ni del PP y ha defendido el empeño de su partido en "dar la cara" para que en Cataluña la sociedad no se divida en "bandos", “entre independentistas y no independentistas".
El presidente de C’s ha reivindicado el afecto que los ciudadanos de España muestran hacia los catalanes: "Eso de que a los catalanes no nos quieren en el resto de España es mentira, a los que no quieren es a algunos como los del caso Palau o lo que estamos viendo en la comisión de investigación. No es que no los quieran en España, es que no les quieren en ningún sitio”.
En esta línea, Rivera ha aprovechado para denunciar que el Gobierno "perdona a los que defraudan" mientras "suben los impuestos a los que pagan". "Es más fácil perseguir a quien no paga una multa o una zona azul que a la familia Pujol, hay gente poderosa que se escapa del radar".
Se declara no religioso
Preguntado por si profesa alguna religión, el líder de la formación naranja ha declarado que no es creyente porque no le gusta "ver la vida como dogma”, aunque ha mostrado su respeto por los creyentes y por el Papa Francisco, con quien se reuniría antes de que con muchos otros representantes de la institución.
Rivera también se ha manifestado como un seguidor del F.C. Barcelona bromeando con que en España es aún más difícil hablar de fútbol que de política.