El nuevo año se estrena para España con una notable mejor posición en el concierto diplomático internacional. España ya ocupa, desde este jueves, uno de los 16 asientos del Consejo de Seguridad de la ONU, el máximo órgano de decisión mundial en materia de paz y seguridad, después de que, el pasado mes de octubre, se impusiera en una ajustada votación a Turquía. España ocupará este lugar de privilegio durante los dos próximos años.
A diferencia de otros organismos de la ONU, el Consejo de Seguridad se caracteriza porque puede tomar resoluciones ejecutivas, que los Estados miembros están obligados -al menos en teoría- a cumplir. Entre otras resoluciones cruciales, el Consejo de Seguridad puede avalar intervenciones militares internacionales.
Para los dos próximos años, 2015 y 2016, España coincidirá en el Consejo de Seguridad con Chad, Chile, Jordania, Lituania, Nigeria, Venezuela, Nueva Zelanda, Angola y Malasia, como miembros no permanentes del organismo, así como con sus cinco miembros permanentes, EEUU, Rusia, China, Reino Unido y Francia.
España fue designada para el Consejo de Seguridad de la ONU por los países miembros imponiéndose a un aspirante de peso, Turquía, que no solo puso un decidido empeño -también en forma de una cara 'campaña' electoral-, sino que presentaba como aval su importancia estratégica en el conflicto de Siria e Irak, países con los que comparte su frontera meridional.
Por contra, la candidatura española apenas invirtió dinero en promocionarse, aunque sí contó con la participación del Rey Felipe VI, que intervino solo un mes antes de la elección en la Asamblea General de la ONU, ante la cual defendió la candidatura de España.
Sanciones a Irán y Corea del Norte
Uno de los retos inmediatos que afrontará la diplomacia española, como miembro del Consejo de Seguridad, será presidir los comités de la ONU encargados de supervisar la aplicación de las sanciones a Irán y Corea del Norte por sus programas nucleares.
En la agenda del Consejo de Seguridad, además, se presentan como preocupaciones destacadas la Guerra en Siria e Irak, el conflicto entre Palestina e Israel y la situación en países como Libia y Ucrania.
La presencia en el Consejo de Seguridad de la ONU no solo tiene una importancia simbólica, ya que ofrece una capacidad de influencia real en las grandes cuestiones internacionales, así como de mejorar relaciones, y acceso privilegiado a información.