El ex secretario de la Presidencia de la Generalidad Lluís Prenafeta y el ex consejero de Economía Macià Alavedra -para cada uno de los cuales la Fiscalía Anticorrupción pide penas de seis años y diez meses de cárcel por la trama de corrupción urbanística del 'caso Pretoria'- protagonizaron una significativa anécdota durante su estancia como presos provisionales en la cárcel madrileña de Soto del Real.
Después de ser detenidos y de pasar los trámites de ingreso en la prisión, ambos ex altos cargos de la Generalidad en la época de Jordi Pujol advirtieron a los funcionarios de que sus camas estaban sin hacer y, posteriormente, preguntaron por qué no se servía vino en las comidas, según han revelado fuentes penitenciarias a Europa Press.
En la cárcel, los presos se hacen la cama y el alcohol está prohibido
Al ingresar en el módulo penitenciario se procede a identificar al preso, requisarle los objetos personales y se le entregan diferentes efectos de higiene y la ropa de cama. Y así se procedió con Alavedra y Prenafeta, que entonces tenían 75 y 70 años, respectivamente.
Pero cuando llegaron a la celda asignada, ambos advirtieron a los funcionarios de que sus camas estaban sin hacer, una reacción que llamó la atención de los empleados de la cárcel, que explicaron a los ex dirigentes nacionalistas que son los propios presos los que se encargan de hacerse las camas todos los días.
De igual forma, los dos ex colaboradores de Pujol se dejaron notar en el comedor de la prision, al preguntar por qué no se servía vino durante las comidas. Las bebidas alcohólicas están prohibidas en las cárceles españolas desde la época de Enrique Múgica al frente del Ministerio de Justicia (1988-1991), cuando la gestión penitenciaria dependía de este Departamento, y no de Interior.
Un mes y medio detenidos
Alavedra y Prenafeta fueron detenidos el 27 de octubre de 2009 por orden del entonces juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón. Tres días después ingresaron en Soto del Real, donde estuvieron hasta el 25 de noviembre. En esa fecha fueron trasladados a la prisión de Can Brians 2, en el municipio de Sant Esteve Sesrovires, muy cercano a Barcelona.
Pocos días después, ambos salieron en libertad provisional tras abonar una fianza de un millón de euros cada uno. En concreto, Alavedra abandonó la cárcel el 7 de diciembre de ese año, y Prenafeta lo hizo un día después.