El líder de Podemos, Pablo Iglesias

El líder de Podemos, Pablo Iglesias

Política

Ha llegado Podemos: más extremismo

Podem estará presente en el Parlamento autonómico. El silencio y la pasividad de otros les ha abierto la puerta. Ya tenemos un fuerte radicalismo y determinismo independentista. Pronto se sumará otro leninista. De estar muy mal podremos pasar a estar todavía peor.

3 noviembre, 2014 02:31

Por exclusión de todo otro pensamiento, el determinismo independentista (un siniestro estatismo), aliado al determinismo leninista (otro estatismo) se ha estado apoderando de la política catalana.

Esto explica cosas tan pintorescas como que Jordi Borja, antiguo fundador y dirigente de la Organización Comunista de España-Bandera Roja sea miembro del Pacto Nacional por el Derecho a Decidir. Borja fue el coautor del panfleto más anticatalanista de todos los tiempos, un número monográfico de la revista Estrella Roja de título 'Los comunistas y la cuestión nacional'.

Visiones moderadas acojonadas

En Cataluña, todas las visiones moderadas, sean de izquierda, de centro o de derecha, están literalmente acojonadas, que diría Josep Pla. El pactismo, tanto justamente alabado por Jaume Vicens Vives, ha pasado a ser un tipo de traición. Las palos han sustituido a las mesas de diálogo. A todos se nos ha querido convertir en enemigos de todos y vaya si lo han conseguido.

Mas ha llegado tan lejos como a condenar reiteradamente todo el catalanismo político precedente, desde la Renaixença hasta hace cuatro días. Lo ha efectuado reiteradas veces y en público, diciendo siempre que se debía abandonar esa forma dialogante de hacer para emprender el camino de la ruptura pura y dura. Ahora ERC le empuja a que aún lo haga más, para ser ERC quien recoja los frutos y el poder.

Sacralizando el determinismo

En el marco de la extrema izquierda ha pasado lo mismo, pero hasta ahora más discretamente. En algunos momentos pareció que Iniciativa no quisiera dejar el pie que siempre ha tenido en el mundo institucional. Pero ahora hay más vientos extremistas que la han hecho pasar por demasiado moderada, lo que la podría hacer perder votos. Por lo tanto, se apunta al camino hacia la dureza generalizada.

A base de preconizar la intransigencia, sacralizar el determinismo ("esto a ser así porque la historia nos lo impone") e ir liquidando cualquier moderación hemos acabado donde estamos.

Chavismo y fundamentalismo islámico

En efecto, estamos en la víspera de que Podem, la desconocida sucursal catalana de Podemos, tan ligada al chavismo y al fundamentalismo iraní como se quiera, esté entrando por una puerta bastante grande en la política catalana. Las encuestas dicen que tendría entre diez y once diputados autonómicos. No está nada mal para un partido del que no se sabe nada, se desconoce su programa político (exceptuados algunos extremismos cómicos) y nadie conoce la experiencia política de sus dirigentes.

Personalmente, puedo hablar con cierto conocimiento de Pablo Iglesias porque he seguido muchos de los programas que dirige en Hispan TV, la televisión fundamentalista islámica de Irán, la antigua Persia. Es el radicalismo del radicalismo y del radicalismo. Resulta muy esclarecedor.

Camino abierto al extremismo

En Cataluña, las cosas pueden ser como se ve que son porque antes se ha abierto ese camino. Los periodistas hemos dejado que la política y el poder controlen la información. Universitarios y académicos han permitido que la mentira política y utilitaria por el poder los emborrache. Los empresarios han preferido la subvención y el comer croquetas en actos inútiles a destacar sus problemas reales, que les llevarían a perder las subvenciones y las croquetas. Con las honrosas excepciones que se quiera, los médicos y el personal sanitario han dejado que se liquidara la sanidad pública. Muchos profesores han tapado unas carencias educativas espeluznantes. Etcétera.

Ahora, Podemos pasará a ser otro problema, y ninguna vía de resolución de nada. Por lo tanto, hay cosas fáciles que hacer. Por ejemplo, obrar en el terreno judicial contra los aberrantes y antijurídicos consorcios sanitarios, iniciados en Lérida y Tarragona. Si se hiciera, seguro que detendría la destrucción de la sanidad pública. Pero Podemos es un movimiento antisistema, no un partido reformista.

Silencios de los moderados

Las inmensas barbaridades de Jordi Pujol y de Artur Mas, unidas a las nada menores del clan municipal ultracorrupto (esencialmente del PP de Madrid) y la corrupción endémica en Andalucía han dejado un agujero muy grande. Podemos y otros lo han usado para imponer visiones que no arreglarán nada y lo pueden empeorar todo, aunque esto parezca imposible.

¿Cómo es que no hay fuerzas y personas más moderadas, por no decir constitucionalistas, que dan la cara y actúan? Seguro que pronto se arrepentirán.