Manuel Cruz, catedrático de Filosofía Contemporánea en la Universidad de Barcelona y presidente de Federalistes d'Esquerres, en un artículo publicado este sábado en El País:

"[...] Lo esencial es, en el fondo, lo que señalan tantas personas en Cataluña cuando, en conversaciones cotidianas sobre la deriva del procés, comentan el escaso margen de maniobra político del que dispone Artur Mas. En efecto, opinando sobre la posibilidad de que desde Madrid se puede plantear alguna propuesta (obviamente, en una línea más o menos reformista del actual orden constitucional) para desatascar el conflicto, todos hemos escuchado en más de una ocasión en boca de ciudadanos de a pié la frase: 'Eso ERC no lo aceptará nunca'. La frase constituye un síntoma extremadamente revelador: en ningún caso la primera reacción espontánea de todos esos ciudadanos es comentar 'Mas no lo va aceptar'.

Con otras palabras, se da por descontado que Mas carece de toda autonomía política. Pero en política si no se dispone de dicha autonomía, no se tiene autoridad. Y quien carece de autoridad, está muerto políticamente. No descarto que esta última afirmación pueda parecerle a más de un lector tan rotunda como poco evidente. Pero la brillante metáfora que en alguna ocasión utilizó Jean Baudrillard quizá haga más comprensible lo que pretendo señalar. Observaba el filósofo francés que, a veces, en situaciones de diverso orden, se produce una apariencia de vida que resulta por completo engañosa y que recuerda lo que ocurre con los cuerpos de quienes acaban de fallecer. A los cadáveres, durante un período corto de tiempo, les continúa creciendo el pelo y las uñas, apariencia que solo el iluso o el ignorante confundirían con la presencia de vida.

Acaso esa sea la metáfora adecuada -a pesar de su dureza- para describir el comportamiento de quien ignora que su carrera política ha concluido y sigue actuando como si nada, fantaseando que diseña el futuro, ajeno por completo a su propia muerte".