CDC y la familia Pujol tratan de minimizar los efectos políticos de la confesión del expresidente de la Generalitat y fundador del partido de haber ocultado una fortuna a Hacienda en un paraíso fiscal durante más de tres décadas.
Una de las líneas de defensa pasa por desvincularse de todos los honores que le han concedido. Así, según ha informado este miércoles el Ayuntamiento de Barcelona, Jordi Pujol ha devuelto la Medalla de Oro de la Ciudad -máxima distinción del Consistorio- que le fue otorgada por el plenario del consejo municipal en 1992, cuando era alcalde Pasqual Maragall.
A petición del Ayuntamiento
La medalla fue retornada el lunes pasado junto a una carta remitida al alcalde de Barcelona, Xavier Trias (CiU), y fechada a 31 de julio, en la que comunica que devuelve la distinción atendiendo a la petición del Consistorio.
Con la devolución de este reconocimiento, Pujol pierde el tratamiento de "excelentísimo señor" y la posibilidad de que una calle de la ciudad llevase su nombre mediante un procedimiento acelerado cinco años después de su fallecimiento.
Trias había señalado el 29 de julio que sería mejor que Pujol devolviera el galardón antes que retirársela, después de que el PSC reclamara la devolución. Una petición que fue calificada por el alcalde de "oportunista".
Renunció a sus prerrogativas
El mismo 29 de julio -cuatro días después de la confesión-, el presidente de la Generalitat, Artur Mas, anunció que -de mutuo acuerdo- Pujol dejaba de ser presidente fundador de CDC y de CiU, y renunciaba a las prerrogativas que le correspondían como expresidente autonómico.
Estas prebendas incluían una pensión vitalicia de más de 80.000 euros anuales, una oficina en el centro de Barcelona, tres secretarios, un coche, un chófer, personal de seguridad y el tratamiento protocolario de "Muy Honorable Señor".