La dirección de CDC ha llegado a la conclusión de que, después de la confesión de fraude fiscal continuado durante más de tres décadas, el ex presidente de la Generalidad y fundador del partido, Jordi Pujol, se ha convertido en un pesado lastre que puede hundir a todo el partido, y ha decidido deshacerse de él.
Este miércoles, el coordinador general de CDC, Josep Rull, ha revelado que un día antes el coordinador de Régimen Interno y Comunicación del partido, Francesc Xavier Sánchez (que también es el responsable de temas judiciales), se reunió con Pujol en su residencia de verano, en Queralbs (Gerona), para instarle a que atienda la petición de la mayoría de los grupos políticos (todos, menos CiU) y comparezca en septiembre en el Parlamento autonómico.
Cambio de actitud
Esta posición supone un cambio sustancial respecto a la posición mantenida hasta ahora por CDC. De hecho, el pasado 29 de julio -cuatro días después de la confesión de Pujol- el portavoz de CiU en la Cámara autonómica, Jordi Turull, justificó la negativa de su grupo a apoyar la solicitud de comparecencia porque, en su opinión, "es más hacer leña del árbol caído que otra cosa".
Ahora, Rull ha ofrecido una versión radicalmente diferente. "[Sánchez] es una persona que forma parte de la dirección del partido. ¿Que le ha traslado su consideración sobre la necesidad de que comparezca en el Parlamento [autonómico]? Sí, lo hemos hecho, no podemos negar que ha sido así. Pero nada que ver con un elemento jurídico, es estrictamente político. No hemos pedido la comparecencia, pero en la medida que hay una mayoría que lo quiere, hay que ser respetuoso y valdrá la pena que estas explicaciones se puedan llevar a cabo", ha explicado el número dos de CDC durante una rueda de prensa en Prades (Francia), aprovechando su intervención en la Universidad Catalana de Verano.
La portavoz de CDC le instó a dejar del partido
Este no es el único ejemplo que ilustra el abandono de Pujol por parte de la dirección del partido que fundó. El martes, la portavoz de CDC y alcaldesa de Sant Cugat, Mercè Conesa, ya se mostró partidaria de la comparecencia de Pujol en el Parlamento autonómico. Incluso fue más allá y le invitó a dejar de militar en el partido. "Las bajas voluntarias se aceptan", señaló en una entrevista en RAC1.
Tanto Rull como Conesa también coincidieron en desmarcarse de la estrategia de la familia Pujol de querellarse ante los tribunales de Andorra para tratar de evitar que las autoridades españolas que investigan su caso tengan acceso a las cuentas y movimientos bancarios de su familia en ese país.
CDC pretende evitar una comisión de investigación
Con la comparecencia de Pujol en la Cámara autonómica, CDC cree que podría evitar que se crease una comisión de investigación parlamentaria del caso, que podría alargarse durante meses y destapar todo tipo de corruptelas. Además, confía en que, de esa forma, se reduciría el efecto del escándalo sobre el plan secesionista, que entrará en su fase más intensa en otoño.
Sin embargo, según fuentes de CDC, Pujol todavía no habría decidido si atenderá la petición del Parlamento autonómico. Hace dos semanas, en una breve declaración a las puertas de su refugio de Queralbs, Pujol se limitó a señalar que "ya se verá". Y esa parece ser la posición que todavía mantiene.
Marta Ferrusola advierte: "Los traidores ya lo pagarán"
Lo cierto es que este cambio de actitud del partido no ha gustado nada al clan Pujol, como tampoco agradaron las declaraciones del alcalde de Barcelona, Xavier Trias, poco después de estallar el escándalo. "Lo que tiene que hacer Jordi Pujol es desaparecer. Renunciar a todo", señaló entonces.
Según recogía este miércoles La Razón, el entorno más cercano de Pujol está tomando nota de los dirigentes del partido que han progresado a la sombra del ex presidente de la Generalidad y que ahora le están dando la espalda. Entre ellos, los citados Rull, Conesa y Trias, pero también apuntan a los Germà Gordó, Francesc Homs y Lluís Corominas. "Los traidores ya lo pagarán", atribuyen a Marta Ferrusola.
El dilema de CDC
En todo caso, la elección del abogado Cristóbal Martell -uno de los más prestigiosos y experimentados penalistas- y la querella presentada contra los bancos andorranos para entorpecer la investigación de las autoridades españolas dejan muy clara una cosa: lejos de lo anunciado en su confesión del pasado 25 de julio, Jordi Pujol no tiene la más mínima voluntad de colaborar con la justicia, y ha apostado por salvarse a él y a su familia a toda costa.
Esta actitud, sin duda, no beneficia políticamente a CDC, que se encuentra ante un serio dilema: cómo deshacerse de Pujol evitando que, como si de un novio despechado se tratase, él o su entorno reaccionen ferozmente contra aquellos que le han abandonado a su suerte.