El jefe del servicio de urgencias del Hospital del Valle de Hebrón de Barcelona, Xavier Jiménez, ha sido destituido este lunes, unos días después de que denunciara públicamente el colapso de este servicio.
El pasado 27 de junio, los médicos de urgencias del hospital -liderados por Jiménez- remitieron una carta al Instituto Catalán de la Salud (ICS), a la Consejería de Salud de la Generalidad y a diversos medios de comunicación en la que se aseguraba que el servicio estaba saturado, hasta el punto de que algunos pacientes llegaban a permanecer en él durante días a la espera de poder ser ingresados.
"La gente está absolutamente desbordada; al límite"
"Tenemos los pasillos llenos de pacientes ya evaluados y tratados en urgencias esperando el traslado. Y hay que seguir cuidando de ellos, lo que disminuye la capacidad del equipo para atender a los nuevos. La gente está absolutamente desbordada. Al límite. Estamos haciendo una medicina de guerra y no es de recibo, menos en un Valle de Hebrón. No podemos tener cinco días a un paciente en urgencias", aseguraba entonces el responsable de urgencias.
Este lamentaba que, desde principios de junio, el servicio contaba con dos médicos menos, desde primeros de julio contaría con 28 camas menos, y desde princios de agosto se preveía un cierre de 88 camas.
Cada día, tres pacientes nuevos se acumulan a la espera de una cama
Pocos días después, Jiménez ha sido relevado de su cargo. Desde su entorno en el hospital lo relacionan directamente con las denuncias realizadas. Pero la dirección del centro sanitario asegura que su cese se debe a una "reorganización" del hospital y que a Jiménez simplemente se le han "cambiado las funciones". Ahora pasará a encargarse de coordinar el Programa de Pacientes Crónicos, un puesto para el que le consideran idóneo por su amplia experiencia.
Las urgencias del Hospital del Valle de Hebrón atienden cada día una media de 275 pacientes, de los que cerca de 40 suelen quedarse ingresados, pero la actual falta de camas deja cada día a un promedio de tres pacientes sin cama, lo que ha provocado que se acumulen hasta 120 personas a la espera de una cama.