13 de enero de 1991. Se juega el Espanyol-Gijón. Al acabar el encuentro dos jóvenes blanquiazules son atacados por un grupo de Boixos Nois, hinchas radicales del Barça. Frederic François Rouquier de 20 años murió. José María Arbolés, de 16, resultó malherido. Los agresores fueron detenidos días después. Uno de ellos era menor. No opusieron resistencia y se jactaban de los hechos. "Le he clavado el machete hasta el mango", dijo uno de los detenidos por estos hechos, pero "sólo fuimos a darles un par de puñaladas", dijo otro.
Tres años después fueron juzgados por la Audiencia de Barcelona. Los cinco acusados fueron condenados, porque "eran más que gamberros" como dijo el fiscal, a 76 años de cárcel. Dos años después, el Tribunal Supremo revisaba la condena y la aumentaba a 140 años porque calificó el asesinato con alevosía y tachando la conducta de los Boixos como "primitiva y casi animal". A pesar de todo esto, los condenados por asesinato disfrutaron del tercer grado en 1998.
David Ventura Aparicio, el autor, justifica el asesinato
11 de julio de 2013. El diario digital independentista Directe.cat publica una carta de un lector. Tiene su particular visión de estos hechos. Los enmarca en la lucha del movimiento independentista contra el "fascismo" español --compuesto por hijos de policías y de familias acomodadas-- que es el brazo opresor de la "democracia española". Frederic Francois Rouquier, el asesinado, es un militante del Frente Nacional, lo que le parece motivo suficiente para justificar el ataque. Elogia a Terra Lliure --organización terrorista-- y al Moviment de Defensa de la Terra (MDT) --principal organización independentista en los años 80 y 90-- además de ensalzar al grupo radical de aficionados del Barça, los Boixos Nois, a los que define como "un grupo que planta cara a las agresiones fascistas". El firmante concluye su misiva con una amenaza velada: "Hay miles de catalanes silenciosos que queremos justicia de verdad y que los colaboradores y botiflers sean sentados y sentenciados [en el banquillo] por colaboracionistas con el invasor español".
La carta está firmada por el coordinador de la sección local de Òmnium Cultural en el Voltreganès --una subcomarca de Osona--, David Ventura Aparicio, conocido activista independentista de la zona. "Se supone que vive de algún tipo de salario de Òmnium", afirma un vecino que no quiere decir su nombre, porque no tiene profesión ni actividad conocida aunque registró a su nombre una empresa de promoción inmobiliaria.
David Ventura Aparicio en un programa de televisión
David Ventura Aparicio escribe su carta, su versión de los hechos, en tercera persona. Sin embargo, bien podría haberlos descrito en primera persona. David Ventura Aparicio es uno de los agresores. Es uno de los asesinos que el 13 de enero de 1991 acabaron con la vida de un hincha del RCD Espanyol. Ahora quiere sentenciar, no sabemos a qué, a "los colaboracionistas con el invasor español".
Silencio sobre el pasado de David Ventura Aparicio en los medios independentistas
En la comarca de Osona y de Voltregà se le conoce sobradamente. Sin embargo, el coordinador de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) --la organización que impulsa los actos independentistas del 11 de septiembre-- de la comarca, el director de Ràdio Vic, Joan Turró, nunca ha puesto en evidencia a Ventura.
Ràdio Vic está integrada en la red de emisoras dependientes de la Diputación de Barcelona. De hecho, la ANC y Òmnium trabajan codo con codo en su activismo independentista y no parece que al asesino Ventura nadie le haya recriminado nada. Tampoco lo ha hecho la presidenta de Òmnium Cultural, Muriel Casals.
Actividades delictivas reincidentes
El dirigente de Òmnium Cultural no finalizó su actividad delictiva cuando salió de la cárcel. David Ventura Aparicio es un viejo conocido de los Mossos d'Esquadra y de los Juzgados de Vic porque "al menos es detenido un par de veces al año por trifulcas, amenazas o denuncias", según asegura una fuente que también le conoce bien pero que prefiere mantenerse en el anonimato. Pero todavía hay más.
En agosto de 2003, el ahora dirigente independentista dio una paliza a dos magrebíes en un bar cercano al Camp Nou. En aquel tiempo, ya fuera de prisión, el asesino había ingresado en los Casuals, el grupo más radical y activo de los Boixos Nois. Después de estos hechos, el presidente del Barça, Joan Laporta, rompió con estos grupos de radicales que se refugiaban en el independentismo para cometer sus fechorías. El dirigente culé y su familia fueron amenazados de muerte.
Los Casuals siguieron protagonizando incidentes durante años. En 2013 apuñalaron a un aficionado del RCD Espanyol que celebraba la victoria de su equipo ante el Athletic de Bilbao. Sin embargo, este grupo tenía otros trabajos. En junio de 2013, fueron condenados por extorsión, blanqueo de dinero y por propinar palizas por encargo. El líder de este grupo de actividad mafiosa, Ricardo Mateo, fue condenado a 12 años y 9 meses. Un mes después, quizá para limpiar su imagen, el asesino David Ventura Aparicio justificó su asesinato como un acto de defensa de Cataluña frente a España. Muriel Casals, la presidenta de Òmnium Cultural, ¿avala esta versión? ¿La Assemblea Nacional Catalana también?