"No tienes derecho, Emili"

El almuerzo-coloquio que ha protagonizado este martes el presidente de la Generalidad, Artur Mas, con empresarios catalanes en el Liceo, organizado por la Asociación para el Progreso de la Dirección y la consultora Deloitte, ha tenido un final inesperado, y del todo tenso.

Después de la intervención de Mas, el conocido abogado Emili Cuatrecasas ha vuelto a tomar la palabra, para dejar claro que él, que se siente "español y catalán", pide al Gobierno y a la Generalidad que dialoguen para poner una solución pactada al desafío independentista. Una intervención que ha sido duramente respondida, desde las mesas y sin micrófono, por otro abogado.

"Cuatrecasas, ¿por qué no te callas?", le ha lanzado Josep Gajo Fortuny. "No tienes derecho a contradecir que alguien de aquí sienta que Cataluña no es únicamente un resultado económico, sino un sentimiento propio, que tenemos derecho a identificarnos con una lengua, una cultura y muchas cosas más", le ha espetado. "No tienes derecho, Emili", ha concluido.

Después de esta intervención espontánea, Cuatrecasas ha continuado. "Yo te agradezco tus palabras, las he escuchado con mucha atención y espero que tú escuches también las mías", ha dicho a su interlocutor.

Pide "convivencia y concordia"

Ha continuado explicando que este es un momento "como pocas veces hemos vivido nuestra generación", porque, hasta ahora, "Cataluña y los catalanes no habían tenido el valor de mostrarse a la sociedad española". "Estamos en un momento importante", ha reiterado, pidiendo "de todo corazón" que " España y Cataluña sean capaces de encontrar su futuro en paz y en convivencia y con concordia".

Así como las palabras espontáneas de Gajo han sido recibidas en silencio por los asistentes, la intervención final de Cuatrecasas se ha visto seguida de un sonoro aplauso. Gajo, posteriormente, ha añadido, en declaraciones a la prensa, que su comentario también se había visto motivado por el hecho que, según consideraba, en un acto como este es el presidente de la Generalidad quién, por protocolo, tiene que decir la última palabra.