Así han quedado los contenedores quemados en Vizcaya

Así han quedado los contenedores quemados en Vizcaya

Política

Etarras recibidos con fiestas tras salir de la cárcel por la anulación de la doctrina Parot

Antorchas, ikurriñas y banderas a favor del acercamiento de los presos de ETA, por un lado, y aplausos, por otro. Los etarras que salen de la cárcel, antes de cumplir los 30 años de prisión, pese a tener más de condena, son recibidos como héroes por sus allegados. Ya van 62 terroristas excarcelados por el efecto de la sentencia del tribunal europeo, 56 son etarras.

28 noviembre, 2013 09:52

El etarra Francisco Javier Martínez Izagirre, alias Javi de Usansolo, condenado por el atentado que costó la vida al niño de 3 años Fabio Moreno Asla, fue recibido la madrugada del martes al miércoles a su llegada al municipio vizcaíno de Galdácano con el lanzamiento de cohetes y vítores a favor de los presos de ETA.

Javi de Usansolo, miembro del comando Vizcaya, abandonó la prisión de Jaén II sobre las 17:30 horas del martes, en cumplimiento de la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que anuló la retroactividad de la doctrina Parot. El etarra llegó en coche a la ciudad vizcaína, al que pertenece el barrio de Usansolo, sobre la 1:30 horas, junto con su mujer y su hijo.

Según recoge El Correo, un centenar de personas aguardaba la llegada de Javi de Usansolo, al que dieron la bienvenida con el lanzamiento de cohetes e hicieron un pasillo de honor portando antorchas, ikurriñas y banderas a favor del acercamiento de los presos de ETA. Al bajarse del vehículo para dar las gracias por la acogida, el etarra fue abrazado, aplaudido y jaleado por sus allegados.

Muerte del pequeño Fabio

El recibimiento al miembro de ETA tuvo lugar cerca del lugar donde el comando al que pertenecía colocó el 5 de diciembre de 1986 un artefacto explosivo bajo el coche del ciudadano Magin Nogueira, que resultó herido de gravedad, al que confundieron con un integrante de las fuerzas de seguridad.

Javi de Usansolo fue condenado a 85 años de prisión por el atentado ocurrido el 7 de noviembre de 1991 con un artefacto explosivo bajo uno de los asientos del coche del guardia civil Antonio Moreno Chica, en Guecho (Vizcaya), que causó la muerte del pequeño Fabio, así como heridas a su hermano Alexander y al propio agente.

Además, la etarra Inmaculada Pacho fue recibida también hace dos noches entre aplausos por un centenar de personas en el casco viejo de Bilbao después de haber sido excarcelada una vez que se le ha dejado de aplicar la doctrina Parot. Pacho salió de la cárcel de Campos del Río (Murcia) y fue integrante del comando Vizcaya y condenada a 549 años de prisión, entre otros delitos, por la colocación en 1990 de un coche bomba en la comisaría de Burgos, que quedó destruida y 45 personas tuvieron que ser atendidas de diversas lesiones.

Hechos en manos de la Audiencia Nacional

Tras conocer que el entorno etarra está jaleando a los asesinos, el delegado del Gobierno en el País Vasco, Carlos Urquijo (PP), ha puesto en conocimiento del fiscal jefe de la Audiencia Nacional la celebración de estos actos, así como el del recibimiento a Juan Ignacio Delgado, también etarra.

En opinión del delegado del Gobierno estos actos podrían vulnerar lo previsto en la Ley de Reconocimiento y Protección Integral a las Víctimas del Terrorismo. Urquijo ha indicado que "nuestra actitud va a ser la de no bajar la guardia ante actos que suponen una humillación a las víctimas y una exaltación de apoyo a lo que fueron comportamientos terroristas".

"Sortu, Bildu y cualquiera de las diversas marcas que han compartido pasado y presente con ETA nos han querido hacer creer que no habría recibimientos a los miembros de ETA ahora excarcelados. Un nuevo engaño que nos urge a los demócratas a esforzarnos más si cabe en la confección de un relato donde sí haya claramente vencedores y vencidos", ha añadido.

Por otro lado, tres radicales encapuchados quemaron este miércoles por la tarde tres contenedores en el barrio bilbaíno de Santutxu, en lo que se ha convertido en el cuarto episodio de kale borroka ocurrido en Vizcaya en las últimas 48 horas (incluido un ataque contra una sede del PP). Los autores de los hechos huyeron por unas escaleras cercanas tras lanzar pasquines en favor de los presos de ETA, poco después de utilizar cócteles molotov.