Albert Pont, empresario y escritor, presidente del Cercle Català de Negocis (CCN), en una entrevista publicada este sábado en Nació Digital:
Secesión e independencia. Sostiene que Cataluña ya se ha secesionado, pero que todavía no se ha independizado. ¿No son conceptos sinónimos?
No nos encontramos ante una ruptura, sino ante una secesión progresiva, como pasó en Eslovenia. La ruptura ya se hizo con la Declaración de Soberanía de enero [en el Parlamento autonómico]. A partir de aquí, hemos entrado en un periódo de transición que nos está llevando a la independencia, durante el que vamos construyendo estructuras de Estado y, progresivamente, vamos asumiendo funciones de Estado, aunque el Estado español no quiera.
Entonces, ¿la "transición nacional" era eso?
La independencia es la sustitución de un Estado por otro en las relaciones internacionales de un territorio. Nosotros no lo haremos de un día para otro, sino que lo vamos haciendo progresivamente. Vamos asumiendo poco a poco competencias de Estado, hasta que un día las tendremos todas. Aunque hay quien cree que la secesión será una cosa traumática, la ruptura ya está hecha, desde un punto de vista estrictamente jurídico. No hay que esperar gran cosa más, porque no hay demasiado más. Ahora nos encontramos a medio camino entre la secesión y la independencia, y siendo españoles, podemos ir asumiendo competencias de Estado progresivamente.
Si proclama la independencia, ¿al día siguiente la Generalidad tendrá suficiente gente para enviar por todo el munod para conseguir reconocimientos?
Esto mismo es lo que estamos trabajando con el Diplocat, el servicio exterior de la Generalidad, formando los diplomáticos del Estado catalán. Este año ya ha habido una primera convocatoria, y las cosas están yendo tan rápido que en enero habrá una segunda. Se va rápido, a velocidad de crucero, a pesar de que la población no sea consciente de las cosas que se están haciendo.
[...] ¿Cataluña tendrá que dar en algún momento un "salto al vacío" para salir de este callejón sin salida?
Si, y ahora hay que intentar minimizarlo. Si España no reconce la independencia de Cataluña, estará obligada a continuar asumiendo funciones de soberanía en Cataluña. ¿Cuáles? Todas aquellas que no le haya quitado la Generalidad. Aunque Cataluña corte el grifo de la financiación, España tendrá que continuar pagando las pensiones. Porque tú puedes dejar de pagar a España, pero si España no te reconoce como Estado independiente, no puede de dejar de pagar a los parados, pensionistas... ¿Y qué tendremos que hacer? Presionar a España para que deje de pagar, porque así te estará reconociendo la independencia. Es complicado, pero hay esta incertidumbre.
¿Es creíble que España acabe recurriendo al ejército para garantizar la unidad del país?
Si las cosas se hace como se tienen que hacer, al Estado español no le quedará más remedio que utilizar la fuerza. Lo que pasa es que el Estado español es muy listo: no enviará los tanques o la Guardia Civil o el ejército. El Tribunal Constitucional tumbará la consulta. A partir de aquí, si la Generalidad organiza la consulta, tanto sí como no, el Estado aplicará el artículo 155 de la Constitución y suspenderá parcialmente la autonomía de la Generalidad en tres competencias concretas: Mossos d'Esquadra, educación y medios de comunicación. Se cargará la inmersión lingüística para hacer salir la población a la calle y, entonces, utilizará los Mossos para que apliquen la Constitución española. Es decir, si alguien detiene al presidente [autonómico] Mas, no será la Guardia Civil, sino que serán los Mosso. A partir de aquí, los Mossos tendrán que decir a qué autoridad quieren ser fieles.
Pero todo esto no será más que un asunto interno español.
El Estado español podrá justificarlo como una cuestión interna siempre y cuadno esto no suponga una amenaza para la paz y la estabilidad de Europa, tanto política como económica. En el momento en que la independencia de Cataluña suponga una amenaza para la viabilidad de la integración europea, dejará de ser un problema interno español. Consecuentemente, no nos quedará más remedio que hacer que esta secesión pueda ser una amenaza para alguien, para después poder aportar la solución. Hemos de saber jugar nuestras cartas. Y Europa no se implicará hasta que vea que esto va en serio [...].