Las entidades sociales de Cataluña multiplican esfuerzos para atender a un número de "destinatarios" que sigue en aumento desde 2007 y que responden a "nuevas necesidades", como consecuencia de los dispares efectos de la crisis. Ante este panorama, la mayoría de pequeñas y medianas organizaciones, afectadas por las reducciones presupuestarias de la Generalidad, sobrevive gracias a la participación de un número creciente de voluntarios.
Este miércoles se ha presentado, en el Auditorio del Caixafòrum de Barcelona, el Anuario 2013 del Tercer Sector Social, impulsado por la Mesa de Entidades del Tercer Sector Social de Cataluña y por el Observatorio del Tercer Sector. Con esta investigación periódica se pretende arrojar luz sobre la perspectiva y la visión colectiva del tercer sector social en Cataluña.
Los autores del informe señalan con total convicción que "la confluencia de la crisis" con la "limitación de los recursos" obligan a pensar en un cambio radical de escenario, debido al incremento de destinatarios de estos servicios (2,13 millones de personas atendidas en 2011 frente a los 1,7 millones de 2007), asumido, por lo demás, en el último período por un cuerpo de voluntarios que sigue en aumento, quizás vinculado al "aumento de tiempo libre de personas en paro", sugieren los autores.
Pese a la solidaridad, el sector se desborda
El Anuario 2013, cuyo año de referencia es 2011, es el primero de los tres publicados hasta ahora que aporta datos objetivos. En él se analiza el impacto de la crisis desde una doble vertiente: cómo afectan las limitaciones presupuestarias y cuál ha sido el papel de las entidades ante emergencias que responden a nuevas necesidades sociales.
Recomiendan, entre otras cosas, que tanto la pobreza como la exclusión sean temas tratados de un modo transversal por la acción social, teniendo en cuenta que detrás de estas situaciones de urgencia podemos hallar el aumento del paro y la pérdida del poder adquisitivo de las familias.
El anuario destaca que la sociedad catalana ha hecho gala en los últimos tiempos de una "actitud solidaria" imprescindible para la buena salud del sector, en concreto en la lucha por los derechos económicos, sociales y culturales y en otras campañas de recaudación y colaboración voluntaria.
Sin embargo, desde 2007 se ha producido un incremento de "destinatarios" de servicios sociales cifrado en 430.000 (un 25% más que en aquel año de referencia), que quedan en manos básicamente de las entidades grandes, consolidadas y económicamente independientes, con lo cual el sector se está viendo progresivamente desbordado por abajo.
En efecto, la falta de recursos, que los autores del anuario atribuyen "al menos en parte, a la limitación de la inversión pública en política social de la Administración Pública", ha conducido a la desaparición de un 10% de entidades. "Hacemos mucho con poco", ha declarado la presidenta de la Mesa del Tercer Sector Social y una de las firmantes del informe, Àngels Guiteras, que ha reivindicado el papel de las organizaciones sociales en un periodo que registra un índice de pobreza rayano al 26,4%.
Sustitución del modelo de contratación por voluntariado
En los últimos 5 años el sector social ha incorporado a un 23% más de voluntarios, al tiempo que el número de contrataciones ha caído hasta cifras de 2007, cosa que quienes suscriben el informe achacan a la reducción de presupuestos de la Generalidad:
"Aunque la Administración manifiesta su voluntad de mantener el actual Estado del bienestar, la inversión social está resultando afectada -el 48% de las organizaciones manifiesta que se ha reducido su financiación pública en los últimos tres años-. No sólo no hay los aumentos que demandan las nuevas necesidades, sino que la tendencia es que siga la reducción de recursos económicos públicos en el futuro inmediato.
El anuario indica que estamos ante un hecho preocupante, puesto que "el 86% de las organizaciones mantiene una relación económica con la Administración" y, mientras que la financiación privada ha aumentado en conjunto poco más del 5%, la pública se mantiene a los niveles de 2007:
"Coincide también con una previsión negativa en relación con la evolución de parte de las aportaciones privadas que recibe el tercer sector social -por ejemplo, de los donativos empresariales y de los fondos de las mayoritariamente desaparecidas obras sociales de las cajas".
Los autores también destacan que, pese a la práctica desaparición de las obras sociales de las cajas, "recientemente, se está produciendo el nacimiento significativo de la banca ética, que tiene que representar una nueva manera de hacer banca, de un modo comprometido con los valores y las personas, pero que aún está lejos del paper que tenían las cajas de ahorro".
Y sin embargo, según Guiteras, ni el voluntariado ni los fondos privados serán suficientes para sostener el sector, y ha reivindicado a las administraciones la recuperación de la inversión en política social: "Si no, nos abocamos a una sociedad más desigual, con más ricos y con más gente en las aceras", ha concluido.