Una Cataluña independiente sería "un Estado fallido, como Somalilandia o Kosovo". Así de contundente se ha pronunciado el catedrático de Organización Económica Internacional de la Universidad de Barcelona, director general honorario de la Comisión Europea, y Cruz de Sant Jordi 2012, Francesc Granell.
En un documento recientemente elaborado, el prestigioso economista alerta de los riesgos de una hipotética secesión de Cataluña, que quedaría fuera de la ONU, de la Unión Europea y del eurosistema bancario.
"Si nos conformamos con ser Kosovo o Palestina, hagamos una declaración unilateral de independencia, pero esto me parece muy pobre para un proceso tan ilusionante", advierte en una entrevista publicada este domingo en El País.
"No tenemos amigos"
Granell, con larga experiencia en instituciones internacionales -participó como alto funcionario de la UE en las negociaciones para la adhesión de Suecia, Finlandia y Austria- asegura que la ONU no reconocería un Estado catalán porque sería vetada en el Consejo de Seguridad:
"El problema es que ahí cinco países tienen derecho a veto. El portavoz de la Casa Blanca ya dijo que se trata de un problema interno de España; Francia, también; Rusia tiene el problema de Chechenia, y China, el del Tíbet, como para aceptar [a Cataluña]. ¿Qué significa eso? Nosotros podríamos llegar a ser un Estado, pero no un Estado reconocido con vida internacional normal. Es lo que ocurre con Palestina, que cuando quieren entrar chocan con un veto u otro del Consejo de Seguridad".
Y subraya que tampoco sería suficiente unas elecciones plebiscitarias que avalasen una declaración unilateral de independencia. "En Palestina todos los ciudadanos estaban a favor de la independencia”, insiste. Y se pregunta: “¿A quién tenemos de aliado en el Consejo de Seguridad? No tenemos. No tenemos amigos".
"Ha quedado claro": Cataluña quedaría "fuera de la UE"
Respecto a la exclusión de la UE, recuerda que esa "es la doctrina que ha sentado la Comisión Europea, que es la guardiana de los tratados". "Y eso ha quedado claro cuando se la ha requerido, de momento solo para el caso de Escocia. Cualquier región que salga queda fuera de la Unión", insiste.
Posteriormente sería necesaria una "negociación intergubernamental" para pedir el ingreso, que requiere unanimidad. "Ese es nuestro gran problema", alerta.
"Si nos separáramos a las buenas, España nos podría presentar como nuevo miembro. Es lo que hace Escocia y el Gobierno conservador británico, que trata de convencer a los escoceses de que les iría pésimamente si salieran. Pero aquí la discusión se ha exacerbado", explica, descartando llegar a "una solución pactada", tal como están las cosas.
Obligados a reconocer la parte proporcinal de la deuda del Estado
En relación al euro, Granell reconoce que la Cataluña independiente podría utilizarlo, "pero sin derechos de señoreaje y sin apoyo del Banco Central Europeo, que es esencial".
Y la alternativa de una moneda propia sería una opción "muy débil", al quedar con una limitada capacidad presupuestaria, de acción y exportadora, y "condenados a la devaluación" y al consiguiente encarecimiento de la deuda, tanto pública como privada.
También rechaza las propuestas de "algún ilustre colega", que propone no asumir la parte proporcional de la deuda del Estado en caso de secesión. "Entrar en el mundo sin reconocer las deudas como parte de España y las propias es incorporarse con muy mal pie en el sistema internacional. Si se entrara en esa dinámica no sé si podríamos subir pensiones o luchar contra la crisis como nos prometen", alerta.
Fracaso de la gestión internacional de Mas
Granell asegura que tiene "confianza" en el presidente de la Generalidad, Artur Mas, del que fue su "primer jefe" en la Generalidad, y quien le reprocha que es "poco independentista".
Recuerda que él se encargó de hacer gestiones para invitar a personalidades a una conferencia de Mas en Bruselas hace un año. "Allí no fue nadie de la Comisión ni de ningún Estado miembro; solo el embajador español", apunta.
Y recuerda que, pese a las gestiones que está haciendo su equipo actual, "será difícil que el nuevo delegado de la Generalidad en Bruselas abra muchas puertas". "El anterior delegado, Joan Prat, era un peso pesado. Se fue porque dijo que no estaba por negociar la independencia. Ahora está Pere Puig, que es un chico estupendo y funcionario de la UE, pero de un nivel muy bajo, y no puede abrir puertas", insiste.
"No veo que tengamos aliados ni en Europa ni en el mundo para la causa del Estado propio", concluye.